Un grupo de 20 civiles dejaron el sábado la siderúrgica Azovstal, último reducto de resistencia a las tropas rusas en la ciudad ucraniana de Mariúpol (sureste), informó el destacamento que defiende el lugar. "Veinte civiles, mujeres y niños (...) han sido trasladados a un lugar apropiado y esperamos que sean evacuados a Zaporiyia, en territorio controlado por Ucrania", afirmó Sviatoslav Palamar, subcomandante del regimiento Azov, en un video publicado en Telegram.
En las últimas imágenes de satélite del sitio, tomadas el viernes por Maxar Technologies, se puede ver que la mayoría de los edificios están destruidos.
Tras una noche de bombardeos rusos, Palamar afirmó que todavía buscan civiles entre los escombros.
Palamar explicó también que, por el momento, no habían intentado evacuar a los heridos para que reciban tratamiento en otras zonas controladas por Ucrania.
Hasta ahora, no había tenido éxito ningún intento por evacuar a civiles de Azovstal.
El presidente ruso, Vladimir Putin, ordenó la semana pasada taponar todas las salidas del lugar, donde permanecen refugiados centenares de soldados y civiles ucranianos.
El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, afirmó en varias oportunidades que si las fuerzas rusas mataban a los resistentes del lugar, pondría fin a las negociaciones de paz.
La vice primera ministra ucraniana, Irina Vereshchuk, indicó que 14 ucranianos, entre ellos una militar embarazada, fueron canjeados este sábado por un número indeterminado de presos rusos.
Aumentan los bombardeos
En el este de Ucrania, las fuerzas rusas, superiores en número y mejor armadas, han pasado de la estrategia de la apisonadora a la de un paciente avance, al que las fuerzas de Kiev difícilmente pueden resistir en las actuales condiciones.
Fiscales ucranianos dijeron esta semana que identificaron más de 8.000 crímenes de guerra desde el inicio de la invasión rusa, el 24 de febrero, y que investigan a 10 soldados rusos por su presunta implicación en las atrocidades de Bucha.
Rusia niega su implicación en las matanzas y afirma que se trata de montajes orquestados por el gobierno ucraniano.