Elon Musk acusó a Microsoft de no haber respetado su acuerdo con Twitter sobre el uso de datos de la red social, un reclamo que ocurre en medio de la carrera por el dominio de la inteligencia artificial, nutrida por datos digitales.
Twitter asegura que Microsoft utilizó más datos que a los que tenía derecho y que compartió algunos de estos con agencias gubernamentales sin permiso.
La plataforma, comprada en octubre por Musk, destaca además que Microsoft "rehusó pagar incluso una tasa reducida para continuar teniendo acceso a las API de Twitter y a sus contenidos".
Las API permiten a otras empresas, como Microsoft, desarrollar herramientas para sus propios productos (software publicitario, aplicaciones en nube, etc).
"Pese a las limitaciones, los programas de Microsoft accedieron a las API de Twitter más de 780 millones de veces y recuperaron más de 26 mil millones de tuits solo en 2022", asegura la carta antes de pedir una auditoría detallada.
Microsoft confirmó en la noche que fue contactada por los abogados de Twitter sobre su "uso previo de las API gratuitas" de la plataforma.
Twitter, en una situación financiera precaria, anunció en marzo que los desarrolladores iban a tener que pagar más para acceder a sus servicios y datos.
El mes pasado, Musk acusó a Microsoft "de entrenar ilegalmente" su tecnología de inteligencia artificial (IA) a partir de datos de Twitter. "La hora del proceso llegó", tuiteó.
El éxito de ChatGPT, la interfaz de IA conversacional de OpenAI, capaz de producir todo tipo de textos tras una simple solicitud, lanzó una carrera entre los gigantes de la tecnología.
Microsoft parece haber tomado el primer lugar en especial por sus importantes inversiones en OpenAI.
El grupo de Redmond compite con Google en los anuncios sobre numerosas herramientas de IA generativa en sus motores de búsqueda, en herramientas ofimáticas (software de servicios) y en sus respectivos servicios de nube.
Pero estas interfaces dependen de robustos modelos de lenguaje, sistemas de IA entrenados con montañas de datos para ser capaces de formar frases coherentes o de crear imágenes convincentes.
Musk, que cofundó OpenAI en 2015 antes de salir de la empresa, fundó recientemente su propia sociedad de IA, llamada X.AI.