La primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, un ícono mundial de políticas progresistas, sorprendió al país al anunciar que renunciará al cargo en pocas semanas. La líder de 42 años, quien condujo al país por desastres naturales, la pandemia del covid-19 y su peor ataque terrorista, dijo que ya no tiene "la energía" para seguir.
"Ya no tengo energía para otros cuatro años", agregó, señalando que dejará el cargo a más tardar el 7 de febrero.
Ardern llegó al poder en 2017 con un gobierno de coalición y luego condujo a su partido de centro-izquierda a una amplia victoria en las elecciones de 2020.
Durante su mandato, fue elogiada por su respuesta al ataque terrorista contra dos mezquitas musulmanas y a la pandemia del covid-19, y se convirtió en la segunda líder mundial en dar a luz estando en el cargo.
Pero su respaldo popular, a menudo citado como "Jacindamanía", ha caído en las últimas encuestas ante la creciente inflación y el temor a un aumento en los índices de criminalidad.
En su primera aparición pública desde que el Parlamento entró en receso en diciembre, dijo en el encuentro anual de los laboristas que esperaba encontrar la energía para continuar como líder, "pero no lo he podido hacer".
- Elecciones en octubre -
También anunció que la próxima elección general se celebrará el 14 de octubre y que hasta entonces continuará como miembro del Parlamento.
La gobernante dijo el jueves estar orgullosa de las acciones de su gobierno para hacer más asequibles las viviendas, enfrentar el cambio climático y la pobreza infantil.
Aunque las últimas encuestas indican que una coalición de los partidos de centroderecha National y Act ganarán los comicios, Ardern aseguró que ese no es el motivo de su renuncia.
"Ya era hora. Ella dañó la economía y los precios de alimentos se han disparado", expresó Esther Hedges de 65 años, residente de la localidad de Cambridge, en la isla norte del país.
Pero Cristina Sayer, de 38 años, consideró que Ardern ha sido "la mejor primera ministra que hemos tenido".
Ardern indicó que la bancada laborista escogerá un nuevo líder en tres días después de que deje el puesto.
El viceprimer ministro, Grant Robertson, dijo que no postulará al cargo.
Ardern aseguró que no hay ningún secreto detrás de su renuncia.
"Me voy porque con un trabajo tan privilegiado hay una gran responsabilidad, la responsabilidad de saber cuándo eres la persona indicada para liderar y cuándo no", sostuvo.
El primer ministro australiano, Anthony Albanese, elogió a Ardern como una líder que "mostró al mundo cómo dirigir con intelecto y fuerza".
Sostuvo que ella demostró que la empatía y la perspicacia "son poderosas cualidades de liderazgo".
El partido de Ardern ha enfrentado una pérdida de confianza en el gobierno, una situación económica declinante y un resurgimiento de la oposición conservadora.
El estrés ha sido evidente recientemente, cuando Ardern tuvo una rara pérdida de compostura el mes pasado al ser captada en un micrófono cuando se refirió a un político opositor como un "estúpido arrogante".