Tras meses de análisis del clima de 2022, la Organización Meteorológica Mundial (OMM), concluyó que el año pasado realmente fue tan desastroso como le pareció a la gente que lo padeció. Y no podría ser peor... salvo que haya un mayor calentamiento. Inundaciones, sequías, olas de calor y otros desastres naturales, azotaron diversas partes del mundo y causaron daños por miles de millones de dólares. El calor y la acidez de los océanos ascendieron a niveles récord, y el hielo antártico y los glaciares alpinos disminuyeron también a niveles sin precedentes, según el informe Estado del Clima Mundial en 2022 de la ONU publicado el viernes.
El nivel del mar está incrementándose al doble de velocidad de lo que lo hizo en la década de 1990, dijo el secretario general de la OMM, Petteri Taalas, en una conferencia de prensa. El nivel de los océanos puede aumentar entre medio metro y un metro (20 a 39 pulgadas) para fines de siglo a medida que se derriten las capas de hielo y los glaciares y se expande el agua como consecuencia de una mayor temperatura, advirtió.
El año pasado estuvo cerca de ser el más cálido del que se tenga registro, pero finalmente fue el quinto o sexto más caluroso, según la técnica de medición empleada. Pero los últimos ocho años han sido los más cálidos desde que se llevan registros globales. El mundo mantuvo ese nivel de calor a pesar de que La Niña, un enfriamiento natural temporal de partes del Pacífico que altera el clima mundial, se prolongó inusualmente por tercer año en fila.
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Gran Bretaña, Francia, Irlanda, Portugal, España, Bélgica, Luxemburgo, Italia, Alemania, Suiza y Nueva Zelanda tuvieron sus años más calurosos de los que se tenga registro.
La medición del calor global y otras estadísticas climáticas se remontan a 1850.
La ola de calor de China fue la más larga y más extensa de la que se tenga registro en el país, y su verano no sólo fue el más cálido registrado, sino que rompió la vieja marca en más de 0,5º Celsius (0,9º Fahrenheit), señala el informe de 55 páginas.
La sequía en África desplazó a más de 1,7 millones de personas en Somalia y Etiopía, mientras que las devastadoras inundaciones en Pakistán —que en un momento dado tenían a una tercera parte del país bajo el agua— obligaron a unos 8 millones de personas a desplazarse, agregó el informe.