Los equipos de rescate de Marruecos, apoyados por refuerzos extranjeros, continuaron este lunes sus esfuerzos para encontrar sobrevivientas y asistir a los cientos de personas cuyas casas quedaron arrasadas por el sismo que dejó cerca de 2.900 muertos. El terremoto es el más grave en el reino desde más de seis décadas y devastó el viernes por la noche pueblos enteros en la región situada al suroeste de la turística ciudad de Marrakech (centro).
Marruecos anunció el domingo por la noche que había aceptado las propuestas de España, Reino Unido, Catar y Emiratos Árabes Unidos de "enviar equipos de búsqueda y rescate".
Rescatistas españoles estaban presentes en dos localidades golpeadas por el temblor al sur de Marrakech, Talat Nyaqoub y Amizmiz, según constataron periodistas de AFP.
En Talat Nyaqoub, fueron desplegados 12 ambulancias, varias decenas de 4x4 del ejército y la gendarmería. Un centenar de socorristas marroquíes recibieron órdenes antes de comenzar las operaciones de búsqueda.
No muy lejos, un equipo de 30 bomberos españoles, un médico, una enfermera y dos técnicos se coordinaban con las autoridades marroquíes para iniciar las labores.
Numerosos países como Francia, Estados Unidos o Israel se pusieron a disposición del reino norafricano.
- "Esperanza" -
"Es difícil decir si las probabilidades de encontrar supervivientes disminuyen porque, por ejemplo en Turquía (donde se produjo un violento sismo en febrero) conseguimos hallar una mujer viva tras seis días y medio. Siempre hay esperanza", agregó.
A unos 70 km más al norte, otro equipo de 48 agentes de la Unidad Militar de Emergencias (UME) estableció un campamento en la entrada de la pequeña localidad de Amizmiz desde el domingo por la noche.
El equipo va acompañado de cuatro perros y lleva microcámaras para introducirse en las pequeñas cavidades entre los escombros. También lleva aparatos para detectar presencia humana.
"Nadie de las autoridades propuso de realojarnos. Estamos completamente perdidos", critica este obrero de la construcción.
- Paisaje apocalíptico -
En Tikht, un pequeño pueblo cerca de Adassil, un minarete y un puñado de casas de adobe aguantan como únicas supervivientes en un paisaje apocalíptico.
"La vida ha terminado aquí", lamentó Mohssin Aksum, un vecino de 33 años. "El pueblo está muerto".
Cerca suyo, las fuerzas de seguridad marroquíes cavan las tumbas para las víctimas o instalan tiendas amarillas para los supervivientes que se quedaron sin hogar.
El terremoto, ocurrido el viernes por la noche, tuvo una magnitud 7 según el centro marroquí para la investigación científica y técnica y de 6,8 para los servicios geológicos estadounidenses.
Ante la amplitud de la destrucción, brota la solidaridad en Marrakech, donde numerosos habitantes hicieron fila en los hospitales para donar sangre.
"Creo que las provisiones alimentarias recogidas hoy deberían poder mantener a al menos 100 familias durante una semana", dijo a su lado Abdeltif Razouki, vicepresidente de la asociación.
- "Fisuras importantes" -
La Cruz Roja Internacional advirtió de la importancia de la ayuda humanitaria que, según ellos, puede ser necesaria "durante meses o incluso años". Pero las primeras "24 o 48 horas (son) críticas", advirtió.
Además de las pérdidas humanas y materiales, el sismo afectó al patrimonio arquitectónico del reino. En la medina del barrio antiguo de Marrakech, los daños son impresionantes.
Las murallas del siglo XII que rodean la ciudad imperial, fundada sobre el año 1070 por la dinastía de los almorávides, están parcialmente desfiguradas.
Es el terremoto más mortífero en golpear Marruecos desde el ocurrido en Agadir el 29 de febrero de 1960. Allí murieron casi 15.000 personas, un tercio de la población de esta ciudad en la costa oeste.