El presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva anunció el miércoles medidas encaminadas a impulsar y proteger a las mujeres tras años de retrocesos en sus causas, algo de lo que se responsabiliza en parte al ascenso de las fuerzas de extrema derecha.
Anunció también planes para destinar 372 millones de reales (72 millones de dólares) a la construcción de refugios contra la violencia doméstica, y 100 millones de reales (19 millones de dólares ) a proyectos científicos encabezados por mujeres.
El presidente ha dicho que tiene una deuda por los votos de las mujeres que le ayudaron a vencer a Jair Bolsonaro en las elecciones de 2022. Y el miércoles culpó a su predecesor por decisiones políticas que perjudicaron a las brasileñas.
De los 37 ministros de Lula, 11 son mujeres, una cifra récord. Durante la mayor parte de su gobierno, Bolsonaro sólo tuvo dos ministras.
Varias de las medidas anunciadas por Lula, incluyendo el gasto en refugios y proyectos científicos, son por decreto. Sin embargo, otras requieren la aprobación del Congreso y, dado que la base legislativa de Lula aún no se ha consolidado, es difícil saber si tendrá suficientes votos, dijo Beatriz Rey, investigadora del Centro de Estudios sobre el Congreso Brasileño de la Universidad Estatal de Río de Janeiro.
Los activistas dicen que las políticas del gobierno de Bolsonaro coincidieron con la propagación del extremismo en Brasil, lo que en conjunto contribuyó al deterioro de la igualdad de género.
Bueno dijo a The Associated Press que esas fuerzas se han ido acumulando en la última década. Un ejemplo de ello, señaló, es el movimiento Escuela Sin Partido que alentó a padres e hijos a denunciar a los maestros que intentaban enseñar educación sexual y derechos de la mujer.
Y la flexibilización implementada por Bolsonaro al control de armas estimuló la violencia doméstica, agregó Bueno. En 2022, el 5,1% de las mujeres dijeron que fueron amenazadas con cuchillos o armas de fuego, frente al 3,1% registrado en 2021, según el informe reciente de su grupo.
En su primer día en el cargo, el 1 de enero, Lula dio marcha atrás a algunos de los decretos de Bolsonaro para flexibilizar el control de armas de fuego. Su gobierno también fijo un plazo que vence a finales de este mes para que los civiles registren sus armas con la Policía Federal. Hasta mediados de febrero, sólo una fracción lo había hecho, en un momento en que el grupo a favor de las armas alineado con Bolsonaro combate la medida para registrarlas.
Existe una expectativa entre los activistas y la población civil de que Lula lanzará nuevamente políticas y programas que funcionaron en el pasado pero que resultaron afectados por los recortes presupuestarios. Eso incluye la revitalización de la línea telefónica nacional de ayuda a víctimas de violencia doméstica, la cual perdió financiamiento durante el gobierno de Bolsonaro.
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El Instituto de Estudios Socioeconómicos, una organización sin fines de lucro con sede en Brasilia, publicó un estudio en marzo de 2022 que mostraba que el financiamiento para la línea de ayuda cayó un 42%, a 25,8 millones de reales, entre 2019 y 2021. Ese mismo análisis reveló que la cantidad asignada para el Ministerio de la Mujer y los Derechos Humanos para combatir la violencia de género de 2022 fue la cifra más baja en los últimos cuatro años.
Y, en 2021, sólo el 0,01% del Fondo Nacional de Seguridad Pública del Ministerio de Justicia fue para programas de combate a la violencia de género. El año pasado se aprobó una ley que establecía un mínimo del 5%.
En declaraciones a la AP en Paraisópolis, la segunda favela más grande de Río de Janeiro, Juliana da Costa Gomes lamentó el impacto del gobierno de Bolsonaro en el aumento de la violencia doméstica y en el menor apoyo a las causas de la mujer.
En la ceremonia del miércoles, Lula también emitió un decreto para garantizar la distribución de toallas sanitarias sin costo para todas las mujeres pobres y vulnerables. En 2021, Bolsonaro vetó una iniciativa que pretendía hacer lo mismo.
Lula estuvo acompañado de la primera dama Rosângela da Silva, conocida como Janja, quien se ha convertido en una presencia constante en sus reuniones privadas y en sus eventos públicos. Janja asumió recientemente un cargo oficial dentro del gobierno, como enlace entre agencias y asesora del presidente.
Por su parte, la esposa de Bolsonaro, Michelle, permaneció fuera de la vista pública durante los primeros tres años de su gobierno. Sí participó en la campaña 2022, en un intento por atraer los votos de las mujeres y los evangélicos.
“Si dependiera de este gobierno, la desigualdad terminaría hoy por decreto. Pero es necesario cambiar políticas, mentalidades y todo un sistema creado para perpetuar los privilegios masculinos. Y esto, amigos míos, sólo es posible con mucha lucha”, declaró Lula.