"No hay...", falta de todo en Cusco, capital turística de Perú, donde se acentúa la escasez por los bloqueos de manifestantes que exigen la renuncia de la presidenta Dina Boluarte, golpeada por los enfrentamientos que han dejado 46 muertos desde diciembre.
Sobre todo los dueños de restaurantes y hoteleros se quejan de que "no hay turistas", o muy pocos.
El jueves temprano por la mañana, una treintena de personas, con cilindros de gas vacíos a sus pies, esperaban frente al depósito de Llamagaz en Angostura, en las afueras del sureste de Cusco.
"El gas es vital. No sé qué vamos a hacer, no sabemos cómo vamos a cocinar. Los más prejudicados son los niños. Y además no hay gasolina ni petróleo. Hay problemas de abastecimiento en todo. Es terrible", dijo Zenovia Quispe, de 29 años, un oficinista de Cusco.
- La "traición" al pueblo -
Las barricadas que rodean el Cusco han aislado la ciudad andina. Zenovia, con la gorra de Perú en la cabeza, respalda a los manifestantes: "La presidenta tendría que renunciar ya para que todo se acabe. Van a seguir los bloqueos, la presidenta está perjudicando a todos", dijo esta cusqueña, reprochando a Boluarte "estar alargando todo esto".
La multitud se impacienta. Jackson Escudero, un empleado de Llamagaz, cortésmente da esperanzas: "Por favor, vayan, no esperen en vano. Ya no hay gas, hemos vendido todo. Las carreteras están bloqueadas".
En cambio, en la salida noroeste de Cusco, una cincuentena de manifestantes de la región de Anta (a 25 km) avanza por la vía. Ya han bloqueado la carretera durante varios días. Pero, el jueves, buscan instalar un nuevo piquete que impide el paso de Cusco a Urubamba.
Piedras, palos, ramas, botellas de vidrio, dejan en las barricadas todo lo que encuentran en el camino, incluyendo carteles de gasolineras o enormes neumáticos de camiones.
El camino está desierto. Unos pocos vehículos imprudentes provienen de Cusco para tratar de llegar a Urubamba. Los manifestantes inmediatamente les lanzan piedras.
La mayoría da marcha atrás, otro auto insiste: "Nos estás provocando, compañero", le lanza un integrante del grupo.
"No nos gusta hacer estos bloqueos, de verdad. Pero es la única manera que nos escuchen. Si no hacemos esto no nos van a hacer caso. Nosotros somos los primeros en sufrir", dijo un manifestante que pidió mantenerse en el anonimato.
"Dina (Boluarte) es una traidora. Traicionó al pueblo, es una asesina", dijo una mujer de unos 50 años, que tampoco quiso revelar su nombre. "Es importante que las mujeres participen en la lucha. Dina es una mujer pero traicionó a las mujeres", opinó.
- Ciudad muerta -
Clodomiro Casa, agricultor y maquinista de 50 años, oriundo de Huracaondo, ha caminado tres kilómetros superando barricadas buscando en vano una estación de combustible abierta.
Él también dice que apoya a los manifestantes contra la casta gobernante. "Nos explotan desde hace años. ¿Las minas? ¿El turismo en Machu Picchu? Está aquí. ¿Pero dónde está la plata? Todo está centralizado en Lima y nosotros nada".
Pero en el centro del Cusco algunos habitantes no están a favor de estos bloqueos.
"Estamos hartos de tanta protesta. ¡Comunistas! Que nos dejen trabajar, perjudican a todos", lanza desde el volante un conductor furioso.
Los taxistas no dan más sin clientes y sin gasolina, que subió de 18 a 30 soles el galón (3,78 litros).
Normalmente repleto de turistas, Cusco luce ahora como una ciudad fantasma, llena de locales cerrados. En el mercado de San Pedro, muchos comerciantes ya ni se molestan en abrir.
Katherine Vargas, que vende frutos secos, dice que su "negocio" ha perdido "90%" desde el inicio de la crisis. "Ya no hay la misma afluencia" con todos los problemas que ha provocado la crisis política y social que sacude Perú.