La vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris, asumió el viernes un nuevo papel en la prevención de la violencia armada, que probablemente le dará visibilidad de cara a las elecciones de 2024.
Biden no tiene poder para adoptar normas vinculantes para limitar el número de armas de fuego, por ejemplo prohibiendo los fusiles de asalto, porque es una prerrogativa del Congreso.
Pero los republicanos, que se oponen a regularlas, tienen de facto poder de veto.
Joe Biden intenta por tanto sortear el problema con iniciativas administrativas y reglamentarias de alcance limitado.
Su decisión de confiar la supervisión de este nuevo organismo a Kamala Harris es significativa, a poco más de un año de las elecciones presidenciales, a las que se presenta con la misma compañera de fórmula.
La vicepresidenta se encargaba hasta ahora de temas complejos, como la migración.
Con el tema de las armas de fuego, esta exfiscal de California asume un papel más consensuado, en un momento en que su rol en la campaña se amplía.
Como primera mujer vicepresidenta y también la primera afrodescendiente y de origen asiático en el cargo, se embarcó recientemente en una gira en defensa de las "libertades" por varias universidades estadounidenses.
La mayoría de las veces fue recibida con entusiasmo, lo que contrasta con la escasa popularidad que le atribuyen las encuestas.