Más de 5.000 personas murieron en la asediada Franja de Gaza desde que empezaron los bombardeos israelíes el 7 de octubre, en represalia a la sangrienta ofensiva de Hamás contra Israel, según el grupo islamista que gobierna el enclave, golpeado nuevamente este lunes por cientos de ataques aéreos. El ejército israelí intensifica sus bombardeos sobre la Franja de Gaza desde el domingo, con vistas a una posible operación terrestre en respuesta al ataque inédito de Hamás, el más letal desde la fundación de Israel en 1948, con 1.400 muertos.
Los ataques también dañaron al menos 181.000 viviendas y 20.000 quedaron totalmente destruidas o inutilizables en este pequeño territorio de 362 km2, donde viven hacinados 2,4 millones de personas.
El territorio está bajo un "asedio total" desde el 9 de octubre, cuando Israel cortó los suministros de agua, comida, electricidad y combustible. Pero la ayuda humanitaria empezó el sábado a llegar a cuentagotas desde el paso de Rafah, en la frontera con Egipto.
Un tercer convoy de 20 camiones entró este lunes, por lo que desde el sábado, unos cincuenta camiones entraron en la Franja.
La ONU considera, sin embargo, que es insuficiente y que se necesitan al menos 100 camiones diarios para responder a las necesidades de la población.
La comunidad internacional teme que la guerra entre Israel y Hamás escale y se desborde a otros países de Oriente Medio en un momento en que también hay cruces de disparos entre tropas israelíes y milicianos de Hezbolá en la frontera de Líbano.
- Llamados a donar sangre en Gaza -
El 15 de octubre, Israel pidió a los civiles del norte de la Franja de Gaza que se desplazaran hacia el sur para refugiarse de los bombardeos.
Según la ONU, al menos 1,4 millones de palestinos han sido desplazados y la situación humanitaria es "catastrófica".
El presidente estadounidense, Joe Biden, y el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, acordaron el domingo que habría un "flujo continuo" de ayuda a Gaza.
El presidente ruso, Vladimir Putin, pidió el lunes el acceso "sin trabas" de la ayuda humanitaria a la Franja y un "alto el fuego rápido".
En la ciudad de Jan Yunis, en el sur de Gaza, fueron enterrados el lunes varios niños de una misma familia muertos en un bombardeo.
En Rafah, una localidad del sur, Mohamed Abu Sabalah contó que volvió a su casa después de la plegaria matinal y "un cuarto de hora después hubo un bombardeo".
Según el Ministerio de Salud de Hamás, 15.273 personas han sido heridas en los incesantes bombardeos del ejército israelí y las autoridades emitieron un llamado "para que los ciudadanos acudan inmediatamente a donar sangre".
El ejército israelí ha apostado decenas de miles de soldados en torno a la Franja de Gaza. Pero cualquier operación terrestre está condicionada por el secuestro de más de 200 personas tomadas como rehenes por los milicianos de Hamás y llevados a Gaza el 7 de octubre.
La presencia en Gaza de estos rehenes podría dificultar la operación terrestre de Israel en este enclave superpoblado, plagado de trampas y túneles.
Los cohetes lanzados desde Gaza golpearon el lunes la ciudad de Ascalón y sus alrededores y el ejército israelí dijo que neutralizó dos drones.
Israel pidió a la población que evacue las zonas del sur colindantes con Gaza, pero algunos se niegan a marcharse.
Orit Cohen, un hombre de 29 años originario de la ciudad de Sederot, contó que viajó a buscar a su madre que "hasta ahora se negaba a partir".
"Pero el ejército está bombardeando justo al otro lado. Tuve miedo por ella y vine a sacarla", relató.
Las hostilidades también se multiplican en la frontera entre Israel y Líbano, con recurrentes cruces de disparos entre el ejército israelí y Hezbolá, un grupo proiraní, aliado de Hamás.
Los residentes de uno y otro lado de la frontera fueron evacuados y según la ONU en el Líbano hay más de 20.000 desplazados.
Netanyahu advirtió el domingo al grupo libanés Hezbolá que cometería "el error de su vida" si decide entrar en guerra con Israel.
Estados Unidos, que apoya firmemente a Israel, anunció el domingo un refuerzo militar en Oriente Medio ante las "recientes escaladas de Irán y sus fuerzas afiliadas".
Tras la ofensiva de Hamás, Washington desplegó un portaaviones y otros buques de guerra en el Mediterráneo oriental.
El ministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguei Lavrov, consideró este lunes que el refuerzo de la presencia militar estadounidense en la región suponía un riesgo de "escalada".
Pero al mismo tiempo, matizó que tanto la actuación de Washington como la de la Unión Europea eran necesarias para lograr una solución diplomática.