Unas 160.000 personas se reunieron este sábado en las calles de París y en más de 200 ciudades de Francia para protestar contra el pasaporte sanitario impuesto por el gobierno. Por séptima semana consecutiva, varios grupos de manifestantes marcharon desde las primeras horas de la tarde, constataron periodistas de AFP, gritando: "¡Libertad!" y "¡Resistencia!".
La semana pasada se manifestaron más de 175.000 personas, según el ministerio del Interior, de las cuales 14.700 en París.
Según el colectivo militante Le Nombre jaune, al menos 319.290 manifestantes salieron a las calles.
Cada sábado, desde julio, se manifiestan en las calles cientos de miles de personas de colectivos diversos, como los "chalecos amarillos", militantes antivacunas, los que teorías de conspiración y opositores al gobierno del presidente Emmanuel Macron.
El pase sanitario, exigido en bares, restaurantes, transportes de larga distancia o incluso hospitales, podría extenderse más allá del 15 de noviembre, límite que marca la ley, "si el covid no desaparece de nuestras vidas", advirtió el ministro de Salud, Olivier Véran.
Para Virginie, una horticultora de 46 años, que no quiso revelar su apellido y que se manifestó en Rennes (oeste), el pase sanitario "es un escándalo".
"Esta vacuna aún es experimental, creo que no es nada confiable, incluso más peligrosa que el covid, que no es peor que una fuerte gripe", manifestó.
Según las autoridades sanitarias, la epidemia de covid-19 ya ha provocado más de 114.000 muertes en Francia.
El pase sanitario, vigente desde el 16 de agosto, se impondrá también desde el lunes a los empleados de los lugares donde se le solicita actualmente a los clientes. A los empleados que se nieguen a presentarlo se les podría suspender el contrato de trabajo.
Según las últimas cifras del Ministerio de Salud, más de 48 millones de franceses (el 71% de la población) han recibido al menos una dosis y 42,7 millones las dos dosis prescritas.