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El Salvador: Iglesia beatifica a sacerdotes asesinados

Iglesia beatifica a sacerdotes asesinados por militares en El Salvador en el preludio de la guerra civil (1980-1992)

AFP
Por AFP

El sacerdote jesuita salvadoreño Rutilio Grande y el italiano franciscano Cosme Spessotto, asesinados por militares en el preludio de la guerra civil (1980-1992) de El Salvador, serán beatificados este sábado, junto a dos laicos, por su martirio en defensa de los pobres y perseguidos del país.

Al menos 6.000 fieles son esperados en la plaza Divino Salvador del Mundo para la ceremonia, que presidirá el cardenal salvadoreño Gregorio Rosa Chávez, en representación del papa Francisco.

Un gran templete con un techo de palmas, como símbolo de sencillez, fue levantado para la ceremonia en la que se ha pedido a todos los asistentes acudir con mascarilla para prevenir contagios de covid-19.

"El hecho de que oficialmente la iglesia los acepte como mártires es que su vida fue correcta, se arriesgaron por ayudar a los pobres y fueron fieles a una llamada (de servicio) que les costó la vida", dijo a la AFP Rosa Chávez.

En plena Guerra Fría, cuando El Salvador vivía una agitación social reprimida por los militares, Grande mantuvo "una palabra enérgica y cuestionante" y Spessotto el valor de "enterrar" a los muertos que los militares dejaban como escarmiento en las calles, recuerda el cardenal.

Para Doris Yanira Barahona, de 63 años, una ferviente católica, la beatificación de ambos representa "el reconocimiento merecido a dos hombres que fueron muy amados por su labor en tiempos difíciles, y fueron hombres que se entregaron a defender a los más desposeídos".

En tanto, el arzobispado de San Salvador anunció que en la ceremonia de beatificación se presentarán reliquias de los sacerdotes asesinados: un pañuelo blanco manchado de sangre que Grande portaba el día de su asesinato; y una manta blanca también ensagrentada con la cual se cubrió el cadáver de Spessotto.

Según la Iglesia, las reliquias representan la presencia de ambos sacerdotes en su beatificación.

En El Salvador, además del arzobispo de San Salvador, Óscar Arnulfo Romero, canonizado en 2018, fueron asesinados el obispo militar Joaquín Ramos, una veintena de sacerdotes y miles de laicos. La gran mayoría de los crímenes permanecen impunes.

El asesinato de Grande conmovió al arzobispo Romero al grado de empujarlo a salir en defensa de los oprimidos por los cuerpos de seguridad del Estado y los fatídicos escuadrones de la Muerte.

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