Tras una de las campañas más violentas de la historia de Estados Unidos (EEUU), los 50 estados del país refuerzan los centros de votación para garantizar que las elecciones del 5 de noviembre tienen lugar de forma segura y proteger así la integridad física de funcionarios electorales y votantes ante la posibilidad de que haya episodios de violencia.
El Departamento de Justicia enviará observadores electorales a 86 jurisdicciones en 27 estados, entre ellos los considerados clave. Estos comicios serán los que cuenten con el mayor número de observadores federales de la historia.
El clima de polarización en el país ha escalado progresivamente hasta alcanzar niveles sin precedentes desde que el 6 de enero de 2021 partidarios del expresidente y de nuevo candidato republicano Donald Trump (2017-2021) asaltaron el Capitolio de Estados Unidos mientras se certificaba la victoria de Joe Biden.
La policía del Capitolio, consciente de que pueda repetirse lo sucedido, realizó hace unos días un simulacro de evacuación en el que participaron 12 helicópteros, según recogió la cadena Fox News.
A lo largo de esta legislatura, el republicano y muchos de sus aliados han continuado alimentando la teoría del fraude electoral de las elecciones de 2020 y durante la campaña han allanado el terreno para recurrir a esa misma estrategia si pierde ante su rival, la vicepresidenta y aspirante demócrata, Kamala Harris.
Para evitar que se den protestas violentas, como ocurrió en 2020 contra las oficinas electorales de los condados, los estados, especialmente los más disputados, han destinado millones de dólares a los gobiernos locales para que refuercen su seguridad.