René Quevedo, consultor empresarial, lanzó una dura radiografía sobre la economía panameña: “Hemos construido una economía artificial donde los beneficios se convirtieron en derechos que financiamos con deuda y defendemos con consignas”.
Empleo formal en picada
El cierre de la mina y la pérdida del grado de inversión dejaron 125 mil trabajadores sin empleo en Panamá y Panamá Oeste, 72 mil de ellos formales. Eso se traduce en una pérdida de 60 millones de dólares mensuales en poder de compra.
Aunque la economía creció 4,4% en el primer semestre, el consumo cayó: las recaudaciones del ITBMS bajaron 11% y el gasto de los hogares se redujo en 128 millones de dólares mensuales.
Una economía de informales y funcionarios
Para Quevedo, el empleo formal lo sostiene únicamente el Estado, mientras que el sector privado ha dejado de generar plazas desde 2012.
El consultor señaló que el 84% de los empleos provienen del sector privado en su mayoría informales o microempresarios, mientras que el 16% corresponde a funcionarios, cuyos salarios dependen de deuda pública.
Inversión extranjera en riesgo
Otro punto crítico es la pérdida de atractivo para la inversión. Panamá, dijo Quevedo, se ha convertido en “un destino hostil” tras el cierre minero y las disputas en torno a megaproyectos. En los últimos dos años se eliminaron 80% de las exportaciones y 70 mil empleos vinculados a inversión extranjera.
Mirar la realidad
Quevedo insistió en que el gran reto es recuperar la generación de empleo formal desde el sector privado para garantizar sostenibilidad fiscal y social. “Si no lo logramos, la Caja de Seguro Social está condenada a muerte, no importa lo que hagamos. No podemos seguir cargando la tarjeta de crédito, llegó la hora de enfrentar la realidad”, concluyó.