El objetivo de la economía circular es aprovechar al máximo los recursos materiales de los que disponemos alargando el ciclo de vida de los productos. La idea surge de imitar a la naturaleza, donde todo tiene valor y todo se aprovecha, donde los residuos se convierten en un nuevo recurso. Este modelo está ligado a lo que también se conoce como economía de colores. La misma busca centrar las actividades, a través de elementos comunes que se asocian a uno o varios sectores. En el segmento de Conexión Financiera, el economista Carlos Araúz, explicó cómo se han asociado colores a las diferentes industrias y su posible implementación en Panamá.
Dentro de este modelo también se encuentra la economía azul, un sistema económico alejado del concepto de usar y tirar continuamente los recursos que nos ofrece la naturaleza. Se trata por tanto el motor clave para la recuperación de los ecosistemas y para crear conciencia sobre la importancia de los recursos de los océanos y costas, más allá de la pesca y el turismo.
En esta línea la define el Banco Mundial, que afirma que la economía azul, supone el “uso sostenible de los recursos oceánicos para el crecimiento económico, la mejora de los medios de vida y el empleo, al tiempo que se preserva la salud del ecosistema”.
Sector construcción con crecimiento en niveles pre pandemia
La conversación sobre las economías verdes (energía limpia por ejemplo), la amarilla (tecnología) y de otros colores inevitablemente nos lleva a hablar de un concepto más grande, más maduro que es conocido como la economía circular. Araúz explicó que se trata de un nuevo modelo de producción y consumo que garantiza un crecimiento sostenible en el tiempo.
Para Araúz, la economía de colores incluye innovación en todas su manifestaciones. Y en Panamá tenemos desde el avistamiento de aves hasta el de ballenas y todo en el medio para crear un ecosistema que provea crecimiento, progreso y sostenibilidad.