Trece meses después de su brutal accidente automovilístico, Tiger Woods culminó este jueves su más inesperado regreso al golf con una gran primera ronda en el 86º Masters de Augusta, que concluyó entre los diez mejores y a cuatro golpes del líder, el surcoreano Sungjae Im.
A sus 46 años, Woods concluyó con 71 golpes (-1) en el décimo lugar compartido y fue uno de los escasos 17 jugadores (de 90) capaces de bajar el par del exigente Augusta National (estado de Georgia).
"Estoy justo donde necesitaba estar", resumió Tiger Woods, a la caza de una milagrosa sexta chaqueta verde, con la que igualaría el récord de Jack Nicklaus.
Pocas semanas atrás el propio Woods creía improbable competir en el primer Grand Slam del año. El accidente sufrido en febrero de 2021, cuando su todoterreno se salió de la carretera a casi 140 km/h, le causaron múltiples fracturas en la pierna derecha que llevaron a los médicos a considerar la amputación.
El californiano pasó casi un mes hospitalizado pero, cuando pudo levantarse de la cama, emprendió la más dura de sus rehabilitaciones hasta escribir este jueves una nueva página de su legendaria carrera.
Con pantalón oscuro y camiseta fucsia, Tiger Woods fue recibido en un ambiente eléctrico por miles de aficionados en Augusta, donde 508 días antes había disputado su última competencia, el Masters de 2020.
"Vine aquí para ver si podía jugar y pude hacerlo como quería", se felicitó. "Me sentí bien".
Antes de que hubieran arrancado la mayoría de favoritos, Tiger Woods llegó a colocarse en el segundo puesto durante un recorrido en el que ofreció espectaculares golpes que enardecieron a los aficionados, firmando tres birdies y dos bogeys.
Los aficionados contuvieron la respiración cuando su ídolo estuvo cerca de lograr un hoyo en uno, con un golpe de 180 yardas (165m) en el sexto hoyo, pero Woods también cometió varios errores inusuales con el putt.
El Amen Corner, una zona clave del recorrido, lo superó con nota y en el decimosexto hoyo firmó su tercer birdie, celebrado con su primer puño al aire. Los dos últimos hoyos los zanjó en par para marcharse con un gesto de satisfacción tras cinco horas y 20 minutos de batalla.
- Objetivo: el sexto título -
El físico de Tiger, que ya ha pasado por una decena de cirugías de espalda y rodilla, superó el jueves su prueba más exigente para completar el recorrido del Augusta National, de 6,8 kilómetros de longitud.
Resistiendo el dolor en su pierna, restaurada con varillas y tornillos, Woods se movió con cierta lentitud durante la jornada y se apoyó en los palos para ascender alguna colina.
"Muchos tratamientos. Mucho baños de hielo", dijo Woods sobre lo que le esperaba antes de la segunda ronda. "La idea es seguir empujando y poder recuperar bien cada noche, eso es lo más difícil".
El Masters es un escenario icónico de la carrera de Woods, donde 25 años atrás abrió una nueva era en el golf con el primero de sus 15 títulos de Grand Slam.
En 2019, tras 11 años sin alzar un trofeo grande, firmó una de las grandes resurrecciones deportivas al conquistar su quinto Masters.
- Decepcionante Rahm -
Tras la sorprendente victoria en 2021 del japonés Hideki Matsuyama, el Masters vuelve a tener un nuevo golfista asiático en cabeza, Sungjae Im, primer surcoreano en liderar el evento.
"Los récords son siempre geniales, pero intento no pensar en ello", recalcó Sungjae Im, que brilló con un eagle, cinco birdies y dos bogeys. "Todavía tengo tres días más para jugar y hay muchos jugadores con talento aquí".
Formando parte del grupo de Woods, el chileno Niemann firmó una excelente ronda de 69 golpes (-3) y se ganó también reacciones de asombro tras un espectacular eagle de 105 yardas (96m) en el noveno hoyo.
"Fue muy divertido", dijo Niemann, quien no había nacido cuando Tiger ganó su primer Masters en 1997. Woods "se portó muy bien conmigo. El público también fue increíble".
Entre los teóricos favoritos, el español Jon Rahm, número dos mundial, vivió un decepcionante inicio con 74 golpes (+2) que lo colocaban en un lejano puesto 43.
Rahm, que aspira a ser el cuarto español en enfundarse la chaqueta verde, lamentó que algunas de sus pelotas acabaran embarradas por unas lluvias caídas en las horas previas que llegaron a retrasar el inicio del torneo.
"No estoy contento", recalcó Rahm. "He jugado muy bien al golf y he acabado con cuatro bolas con barro. ¿Qué voy a hacer al respecto? Es mala suerte y me molesta".
El español es uno de los cinco golfistas que podrían arrebatarle el número uno mundial a Scottie Scheffler, que lleva apenas dos semanas en el trono.