Panamá, 30 de diciembre 2020
El primero de enero el paciente número 41 con síntomas de neumonía llegó al hospital de Wuhan.
Pero no fue sino 11 días después que la OMS notificó al mundo de la existencia de un nuevo coronavirus.
Las autoridades chinas sabían de la existencia de un nuevo virus desde noviembre del 2019 pero ocultaron la información. La falta de transparencia por parte del gobierno de Pekín cambió la historia por siempre.
Los viajeros en la terminal de tren de Wuhan no se lo esperaban.
El gobierno chino encerró, bajo medidas estrictas de cuarentena a 11 millones de personas. Algo que en su momento horrorizó al mundo.
Parlantes y robots ordenaron a los ciudadanos a recluirse.
Los comités locales del partido comunista establecieron puntos de control en las entradas de los edificios residenciales. Vigilando con cámaras y registros la entrada y salida de personas y apresando a todo aquel que incumpliese las normas.
El gobierno chino respondió a la crisis con el impactante poderío de su control estatal.
10 días después del inicio de la cuarentena el ejército chino entregó un nuevo hospital con mil camas y 15 otras facilidades fueron habilitadas para atender a pacientes infectados con el misterioso nuevo coronavirus.
A finales de febrero, un mes después del inicio de la cuarentena en Wuhan, china registró un total de 77 mil nuevos contagios. El virus estaba en todo el país y ya habían casos registrados en decenas de países.
Y el 10 de marzo, dos meses después que el mundo supiese de la existencia de un nuevo coronavirus. El premier chino, Xi Jinping viajó a Wuhan y declaró victoria sobre el virus en el epicentro de la pandemia.
Un día después de la proclamación de victoria en Wuhan, la OMS en ginebra convocó una anticipada rueda de prensa. Más de dos meses después de la notificación oficial de la aparición de un nuevo virus, la organización mundial de la salud declaró los brotes de covid-19 en el mundo como una pandemia. Una catastrófica eventualidad que no ocurría desde hace más de 100 años. Para el 11 de marzo el virus estaba presente en 110 países. 118 mil personas infectadas y 4 mil 600 pacientes padecieron de lo que desde conocemos como Sars cov-19 o covid-19.
En paralelo a los sucesos en Wuhan y china, el 24 de enero Europa registró su primer caso de covid-19 en Francia. A la fecha poco se sabía de la enfermedad más allá de su procedencia y los síntomas típicos de tos, fiebre e insuficiencia respiratoria.
El 21 de febrero luego de registrar 150 contagios, el gobierno de la región italiana de Lombardía establece la primera cuarentena en Europa.
Las imágenes hablan por sí solo. La plaza san pedro del vaticano desolada, estaciones de tren vacías, y militares en las calles.
Los demás gobiernos de Europa siguieron la línea.
Las miradas de los líderes del Europa en sus ruedas de prensa diarias eran reflejo de la incredulidad compartida por la población.
El continente de las libertades, cuna de la democracia, bajo confinamiento.
Un continente en guerra contra un enemigo invisible. Los estadios y centros de convenciones se convirtieron en hospitales.
Los equipos de guerra fueron utilizados para transportar ataúdes...
Desde cada ventana y cada balcón se libraron batallas por la esperanza y la solidaridad llegó a Europa en forma de insumos médicos en empaques chinos y trasladados en aviones rusos. Para finales de abril, dos meses después del primer caso en Francia, y poco más de un mes de confinamiento, Europa registró más de 100 mil defunciones acumuladas a causa del covid-19 y cerca de 2 millones de contagios. Y el 4 de mayo Europa declaró el fin del pico de la pandemia e inició preparativos para lo que prematuramente calificó como la nueva normalidad.
La cercanía y similitudes de los mandatarios de EE.UU. Y Brasil determinó el curso de la pandemia en el continente.
Dos meses después de estos comentarios por parte del presidente Trump, el virus estaba presente en los 50 estados del país.
Y nueva york, la ciudad que nunca duerme, quedó bajo confinamiento.
La gran manzana se convirtió en el epicentro mundial de la pandemia. Y los Estados Unidos superaron a China en el número total de casos.
Los servicios de emergencias del país tomaron el frente de la batalla apoyando al personal médico.
El mismo ejército de los estados unidos envió refuerzos en la forma de buques hospitales. Pero el virus fue implacable...
Para el mes de abril, la ciudad de nueva york por sí sola registró más de mil muertes diarias. Y los estados unidos sobrepasó el millón de contagios. Y a pesar de las experiencias en Europa y Norteamérica, nuestra región américa latina, no logró concretar un rumbo diferente.
Siguiendo el ejemplo del presidente Bolsonaro, miles de personas en Brasil y la región protestaron e ignoraron las medidas restrictivas y sobre todo el uso de la mascarilla. La guerra ya había sido anunciada...el descuido de la región resultó en tragedia...
La primera ola de contagios en América Latina dejó más de 150 mil muertes en la región y por encima de 2 millones de casos positivos de coronavirus.
Durante el pico de la primera ola, autoridades en Brasil cavaron hasta 800 tumbas diarias para enterrar a los muertos en fosas comunes.
La gestión beligerante del presidente trump y el presidente Bolsonaro marcaron la pauta para las américas. Y nuevamente, no es coincidencia que ambos mandatarios contrajeron el virus al igual que decenas de sus allegados.
La reapertura del viejo continente inició en Lombardía, el epicentro de la pandemia en Europa. Las terminales de transporte reabrieron y el flujo de personas se reactivó.
Seguidamente, la ciudadanía al igual que los empresarios de la hostelería regional celebró el fin del confinamiento en bares y restaurantes.
Los gobiernos de la región, aunque con aprehensión auguraron el inicio del verano.
El levantamiento de restricciones fue un alivio para la economía y la sociedad. Y los avances en la búsqueda de una vacuna contra el covid-19 dio esperanzas de que el fin estaba cerca.
Un número importante de vacunas están avanzando a la fase 1 de pruebas clínicas. 17 de ellas para ser exacto. 5 están en fase 2 y tenemos una candidata, la de Oxford university que está en fase tres.
Para finales de julio, el laboratorio chino sinovac inyectó a sus gerente con su vacuna experimental contra el covid-19.
Y el 11 de agosto el ministerio de salud de Rusia aprobó la vacuna experimental sputnik v del instituto Gamaleya de Moscú.
Debido al avance de las vacunas experimentales de Astrazeneca, Pfizer Biontech, y Moderna, los expertos estimaron que para finales de año el mundo tendría la primera vacuna contra el covid-19. No obstante el virus tuvo otros planes.
El fantasma de un verano sin distanciamiento social acecho las calles de Europa nuevamente. Para comienzos de noviembre Europa registró 10 veces el número récord de nuevos contagios de la primera ola: más de 322 mil nuevos infectados.
Los hospitales en Italia, España, Francia e inclusive Alemania llegaron a su capacidad máxima. La región registró hasta 6 mil defunciones diarias. Y los confinamientos volvieron a ser el orden del día.
Las capitales de europa nuevamente ciudades fantasmas.
En los Estados Unidos, el estado de california ordenó a sus residentes a permanecer en casa. Las buenas noticias y las malas noticias llegaron mezcladas.
El 9 de noviembre Pfizer Biontech reveló los resultados de la fase tres de las pruebas clínicas y una semana después la farmacéutica Moderna. El anuncio de la eficacia de más de 94% de las vacunas vino acompañada por más de medio millón de nuevos contagios y cerca de 10 mil defunciones diarias a nivel mundial.
El 8 de diciembre una británica de 90 años, se convirtió en la primera persona en recibir la vacuna contra el covid-19 producida por Pfizer Biontech tras su aprobación para uso de emergencia en ese país.
Ese mismo día los estados unidos superó los 15 millones de contagios y marcó un nuevo récord de 201 mil nuevas infecciones.
La aprobación de la vacuna de pfizer biontech en el reino unido y luego el 12 de diciembre en los estados unidos marcó el inicio de una nueva fase en la lucha pandémica. Las batallas por la vacuna.
China envió los primeros cargamentos de su vacuna a Egipto. Rusia hizo llegar miles de dosis a su aliado europeo Rumanía. Y el mismo primer ministro Benjamin Netanyahu recibió el vuelo de DHL que transportó las primeras 4 mil dosis de la vacuna de Pfizer Biontech a Israel. El mundo entero alistó los preparativos para recibir, almacenar, y distribuir la vacuna contra el covid-19.
Pero no todo el mundo tendrá el mismo acceso. 80% de la producción de vacunas para el 2021 la compraron los países más ricos. Solo 1/4 de la población del mundo será vacunada el próximo año.
Los Estados Unidos por ejemplo adquirieron 2.6 mil millones de dosis de diferentes vacunas. Suficientes para vacunar 4 veces a cada uno de sus ciudadanos. Las decisiones de los gobiernos del mundo en cuanto al acceso equitativo de la vacuna determinarán no solo cuando veremos el fin de la pandemia si no también la composición del nuevo orden mundial.
FUENTE: Redacción Eco