En medio de la oscura y húmeda noche de los bosques tropicales de Panamá, una vez al mes investigadores, y también simples curiosos, se reúnen cerca de las riberas del Canal interoceánico para ser testigos de la vida de los murciélagos y entender un poco más cómo actúan estos depredadores de las ranas.
" Este programa empezó hace 14 años (...) cada noche enseñamos un poco de las investigaciones a los presentes sobre la naturaleza de estos mamíferos voladores, algunos de ellos como el murciélago depredador come ranas", explicó a Efe la doctora en biología del STRI y encargada de la "Noche de Murciélagos", Rachel Page.
De acuerdo a datos del STRI, en Panamá habitan unas 120 especies de murciélagos, 70 de ellas en la isla de Barro Colorado, ubicada en el Lago Gatún (Artificial) del Canal de Panamá.
Page está establecida en el nuevo laboratorio de STRI en Gamboa, inaugurado oficialmente esta semana y adyacente a las riveras del Canal de Panamá y al Parque Nacional Soberanía, una zona caracterizada por su variada y rica biodiversidad.
El estudio de los murciélagos ocupa parte de los 3.380 metros cuadrados de esas modernas instalaciones, construidas gracias a donaciones privadas y al aporte de alrededor de 20 millones de dólares por parte del Gobierno de Estados Unidos.
"Grabamos los sonidos de la frecuencia de ecolocalización (de los murciélagos) que son imperceptibles para el odio humano. Atrapamos (a algunos ejemplares) en redes para su observación y las personas tienen la oportunidad de tocarlos", indicó la científica.
Precisamente uno de los objetivos es "entender cómo" estos animales nocturnos localizan a sus presas, dijo Page.
"Podemos ver interacciones entre depredadores y su presa, específicamente en los murciélagos que escuchan los llamados de las ranas túngaras machos cuando hacen su canto de apareamiento para atraer a las hembras", preció la investigadora.
La rana túngara (Physalaemus pustulosus), muy común en Panamá, debe su nombre a su canto, que suena como "tún-gara, tún-gara", convirtiéndola en una presa perfecta para los depredadores.
Un estudio publicado por el STRI en el 2014 reveló que el llamado de las ranas túngara desde los charcos donde habitan crea ondas que se extienden a través del agua que son detectadas por los murciélagos que se alimentan de ellas.
Page detalló que ese elemento representa un conflicto para la supervivencia de los anfibios machos, ya que deben esforzarse para atraer a la hembra y al mismo tiempo evitar exponerse a depredadores como el murciélago come ranas (Trachops cirrhosus).
"Es un hecho muy clásico de la selección sexual y la selección natural, por eso usamos esos dos animales para entender aquellas expresiones en la evolución de las señales de comunicación", manifestó la experta.
La doctora en biología especificó que en el nuevo laboratorio del STRI se desarrollarán estudios para conocer otros métodos de comunicación animal con ranas y grillos.