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El cuarto día del Papa en Panamá en tres momentos

Una multitud de 'millennials' recibió este sábado al papa Francisco en una luminosa vigilia en vísperas de su último día en Panamá, aunque una vez más escándalos de pederastia en la Iglesia proyectaron su alargada sombra.

Como estar en el FBI

Desde su llegada a Panamá por la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), Francisco ha evitado en sus discursos hablar explícitamente de los abusos sexuales en el clero y su encubrimiento.

Sin embargo, durante la misa en la catedral de Panamá, Francisco reconoció un "cansancio de la esperanza" por cuenta de "una Iglesia herida por su pecado y que tantas veces no ha sabido escuchar tantos gritos".

Florentino Torres, un fraile neoyorquino de origen mexicano, contó a la AFP que su diócesis "parece el FBI" después del estallido de múltiples escándalos por pederastia en Estados Unidos.

La Iglesia "ha tomado muchas medidas para remediar (la situación). Y siempre hay más. Mi diócesis de Nueva York parece el FBI", relató este franciscano de 42 años. Sacerdotes y seminaristas debieron acostumbrarse al movimiento judicial.

Desenredados

El papa, dirigiéndose a los jóvenes asistentes a la vigilia, les llamó a vivir más allá de las redes sociales, al subrayar que "sentirse reconocido o amado" es "más grande que estar" conectado en Twitter, Facebook o Instagram.

Francisco Alexander, un panameño de 21 años que usaba una bandana de la JMJ, enviaba fotos del momento a su familia a través de WhatsApp.

Las redes son "un arma de doble filo que debemos saber utilizar", reflexionó el peregrino.

Y el chico se hacía eco del llamado del papa, asegurando que quiere "vivir una juventud completa, una juventud con amor, que no sea solamente tecnología, sino cercanía".

Un aumento

Los organizadores anunciaron una asistencia de 600.000 personas a la vigilia en el Metro Park, a las afueras de Ciudad de Panamá.

Unas 400.000 personas habían acudido el día anterior a un viacrucis en el paseo costero.

Las cifras van en ascenso en los cálculos de los anfitriones, pero aun siendo ciertas -la prensa local tiene sus dudas- están lejos de los tres millones de católicos que se congregaron en la última misa de Francisco en su primera JMJ, en 2013, en las playas de Copacabana de Río de Janeiro.

También del millón de fieles que lo siguió en la edición de 2016 en Cracovia (Polonia).

© Agence France-Presse

FUENTE: Agencia AFP

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