Panamá, 25 de junio 2020.
La pandemia que ha sembrado luto y dolor en más de 500 hogares en Panamá, trasciende lo sanitario de tantas maneras que el virus Covid 19 a veces se convierte en conversación pasajera en lugar de ser central.
El confinamiento, el distanciamiento social, el uso de máscaras han alterado nuestra conducta y pasarán meses o quizás años antes que desarrollemos adecuadamente la disciplina requerida para vivir libres de contagios. Pero al nivel diario de 800 contagios por día es imposible que nuestros centros de salud aguanten por lo que todo lleva a pensar: ¿cuánto tiempo más aguantamos así?
El despertar económico que, ya sabemos, será duro porque las empresas no podrán levantar las suspensiones de contratos con la velocidad que quisieran lo que llevará inevitablemente al desempleo que no habíamos visto desde finales de los años 1980. Hay que ser responsables y reconocer que la desaceleración económica ha estado con nosotros por casi 8 años; por ende es esencial limitar contagios a como dé lugar para paralelamente trabajar en la reactivación económica.
En el día 104 de la pandemia no hay claridad en acciones concretas que lleven a ese despertar económico. El bloque 3 se ve cada vez más lejano como resultado del alto número de nuevos casos de covid-19. Personalicemos el bloque 3 por favor porque quizás eso nos da un pantallazo de lo vital qué es: son administradores, profesionales de todo tipo de carreras, es el vendedor de autos, es el comercio al por menor y al por mayor y, quizás de esencia básica para el arranque de todo: es el constructor, el albañil, el capataz, la construcción privada en pleno con sus conocidos efectos multiplicadores.
En la rueda de lo sanitario, lo social y lo económico se asoman el hambre, la desesperación y la frustración como elementos que alimentan una llama pequeña hoy que atenta en convertirse en una gran combustión de desorden callejero. No podemos caer bajo ninguna circunstancia en los deseos a veces anárquicos de quienes por tener agendas escondidas están dispuestos a perjudicar a miles de empresarios y trabajadores.
El letargo en tomas de decisiones tiene que terminar, pero ya; para que dé lugar a la planificación necesaria que detallará a la población como se usan los miles de millones de dólares disponibles para salvar las plazas de empleos que son vitales para que una sociedad funcione.
Fallamos en confinar el virus, fallamos en darle seguimiento con la trazabilidad que era necesaria en abril y mayo, nos equivocamos al confiarnos y abrir de manera drástica. ¡Perfecto! ¡ya pasó. Seguir haciendo lo mismo no nos permitirá abrir el bloque 3, ni el 4; y mientras tanto el pueblo que ya sufre de hambre ahora sufrirá también de salud, del rechazo de la sociedad.
Pausa obligada para acciones agresivas: cercos sanitarios en áreas donde los casos sean más numerosos y la implementación de tecnología de la mano de estímulos monetarios que entren a la economía y permitan que los bloques vayan regresando. Solo así podremos hablar de un Panamá verdaderamente solidario, deseoso de vivir en justicia social.
FUENTE: Redacción Eco