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Turquía: Búsqueda de sobrevivientes en sus últimas horas

Los equipos en la provincia de Hatay, en el sur de Turquía, celebraron y aplaudieron cuando un niño de 13 años de edad quefue sacado de los escombros.

Associated Press
Por Associated Press

La búsqueda de sobrevivientes tras el sismo que sacudió Turquía y Siria entró el lunes en sus últimas horas, mientras los equipos de rescate, ayudados por perros rastreadores y cámaras térmicas, inspeccionan los bloques de apartamentos pulverizados en busca de cualquier señal de vida una semana después de la catástrofe.

Los equipos en la provincia de Hatay, en el sur de Turquía, celebraron y aplaudieron cuando un niño de 13 años de edad que fue identificado sólo por su nombre, Kaan, fue sacado de los escombros. En la provincia de Gaziantep, los rescatistas, incluidos mineros que apuntalaron los túneles con pilotes de madera, encontraron a una mujer con vida entre los escombros de un edificio de cinco pisos.

Si bien han proliferado los relatos de rescates milagrosos en días recientes, se han hallado decenas de miles de muertos durante el mismo periodo. Los expertos han dicho que la posibilidad de hallar gente con vida prácticamente se ha esfumado, dado el tiempo que ha transcurrido, el hecho que las temperaturas han descendido hasta rondar los 6 grados Celsius bajo cero (21 °Fahrenheit) y la gravedad de los derrumbes.

El sismo de magnitud 7,8 y sus réplicas sacudieron el sureste de Turquía y el norte de Siria el 6 de febrero, reduciendo grandes franjas de localidades y ciudades a montañas de hormigón roto y metal retorcido. El número de muertos ha superado los 35.000.

En algunas zonas, los socorristas colocaron letreros que decían “ses yok”, o “sin sonido”, delante de los edificios que habían inspeccionado en busca de cualquier señal de que hubiera alguien vivo dentro, informó la televisión HaberTurk.

Periodistas de The Associated Press en Adiyaman vieron un letrero pintado en un bloque de hormigón frente a un montón de escombros que indicaba que un experto ya lo había inspeccionado. En Antioquía, algunas personas dejaron letreros con sus números de teléfono y pedían a los equipos de rescate que los contactaran si encontraban cuerpos entre los escombros.

El daño financiero tan sólo en Turquía asciende a 84.100 millones de dólares, de acuerdo con la Confederación de Empresas Turcas, una organización empresarial no afiliada al gobierno. La cifra fue calculada utilizando una comparación estadística con el sismo de 1999 que azotó el noroeste de Turquía. Es una cantidad mucho más alta que cualquier cálculo oficial hasta ahora.

En otros acontecimientos, el presidente de Siria aceptó abrir dos nuevos pasos fronterizos desde Turquía hacia el noroeste de su país, que es controlado por los rebeldes, para hacer llegar la ayuda y el material que necesitan desesperadamente millones de víctimas del terremoto, anunció la ONU.

Muere en un derrumbe en Turquía perro rescatista de México

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Turquía: Búsqueda de sobrevivientes en sus últimas horas.

Turquía: Búsqueda de sobrevivientes en sus últimas horas.

El secretario general de la ONU, António Guterres, acogió la decisión por parte del mandatario sirio Bashar Assad de abrir pasos fronterizos en Bab Al-Salam y Al Raée durante un periodo inicial de tres meses. Actualmente, a la ONU sólo se le ha permitido entregar ayuda en Idlib, en el noreste, a través de un único cruce en Bab Al-Hawa.

A unos 100 kilómetros (62 millas) de distancia del epicentro, casi ninguna casa quedó en pie en la localidad turca de Polat, donde los residentes recuperaban refrigeradores, lavadoras y otros artículos de las viviendas destruidas.

No han llegado suficientes tiendas de campaña para las personas que se quedaron sin un hogar, lo que obligó a las familias a compartir las tiendas que estaban disponibles, comentó la sobreviviente Zehra Kurukafa.

“Dormimos en el lodo, todos juntos con dos, tres o hasta cuatro familias”, señaló.

Las autoridades turcas dijeron el lunes que más de 150.000 sobrevivientes han sido trasladados a refugios instalados fuera de las provincias afectadas. En la ciudad de Adiyaman, Musa Bozkurt esperaba un vehículo que lo llevaría a él y a otras personas al oeste de Turquía.

“Nos marchamos, pero no tenemos idea de lo que pasará una vez que lleguemos allí”, dijo el joven de 25 años de edad. “No tenemos ningún objetivo. Aunque hubiera (un plan), ¿de qué serviría después de esto? Ya no tengo a mi padre ni a mi tío. ¿Qué me queda?”