El papa Francisco advirtió el sábado que el futuro de Sudán del Sur depende de la manera como trata a sus mujeres, al destacar su situación horrenda en un país donde la violencia sexual es un fenómeno generalizado, el matrimonio con niñas es común y la tasa de mortalidad durante el parto es la más alta del mundo.
Saludado por gente que cantaba y ululaba, Francisco exhortó a los cientos de personas en el Salón de la Libertad a ser “semillas de esperanza” que den fruto en el país de 12 millones de habitantes. “Ustedes serán los árboles que absorberán la contaminación de años de violencia y restaurarán el oxígeno de la fraternidad”, manifestó.
El objetivo de la visita ecuménica es alentar a los dirigentes políticos sursudaneses a aplicar el acuerdo de 2018 que puso fin a la guerra civil que estalló cuando el país de mayoría cristiana se independizó el Sudán, de mayoría musulmana, en 2011.
La jefa de la misión de la ONU en el país, Sara Beysolow Nyanti, dijo a Francisco que las mujeres y niñas son “extremadamente vulnerables” a la violencia sexual y de género. El riesgo de violación estaba siempre presente, agregó, cuando realizan sus tareas cotidianas.
El papa desarrolló ese concepto en su discurso, al decir que las mujeres son la clave para el desarrollo pacífico del país, pero debe dárseles las oportunidades que necesitan.
Según la UNICEF, el 75% de las niñas en Sudán del Sur no van a la escuela porque los padres prefieren tenerlas en el hogar y arreglar un matrimonio que traiga una dote a la casa.
La mitad de las mujeres se casan antes de cumplir 18 años y enfrentan la tasa de mortalidad materna más alta del mundo.
Las mujeres y niñas viven una “existencia infernal” en el país, según un reporte elaborado el año pasado por la Comisión sobre Derechos Humanos en Sudán del Sur de Nacionales Unidas sobre la base de varios años de entrevistas.
“Es difícil transmitir el nivel de trauma de las mujeres sursudanesas, cuyos cuerpos son, literalmente, zona de guerra”, afirmó la presidenta de la Comisión, Yasmin Sooka, a finales del año pasado.
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A su llegada al país en la víspera, Francisco planteó la difícil situación de las mujeres y pidió su protección y ascenso.
Entre los asistentes al encuentro del sábado en la catedral estaba la hermana Regina Achan, quien afirmó que la visita papal animaría a otras monjas a seguir sirviendo.
La visita, agregó, añadió, despertará “serenidad y paz en nuestros corazones para que podamos trabajar por la paz y la justicia en este país”.