La Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) pidió el martes que se prohíban las expulsiones de ciudadanos afganos hacia su país de origen, incluso la de aquellos cuya demanda de asilo fue previamente rechazada. A su vez el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos pidió a la comunidad internacional que aporte todo su apoyo a los afganos que se hallan confrontados a un "riesgo inminente" en su país, bajo el nuevo régimen talibán.
"Desde principios de año, más de 550.000 afganos han sido desplazados al interior del país debido al conflicto y la inseguridad (...)" destacó Mantoo.
Tras una rápida ofensiva, los talibanes tomaron el control de Kabul el domingo, lo que significó su retorno al poder en Afganistán después de 20 años.
El retorno de los talibanes provocó escenas de caos y pánico el domingo y lunes, sobre todo en el aeropuerto de Kabul, al que acudieron miles de personas, desesperadas por salir del país.
"El miedo que se ha apoderado de gran parte de la población es profundo, y, teniendo en cuenta el pasado, totalmente comprensible" afirmó un portavoz del Alto Comisionado para los Derechos Humanos, Rupert Colville, presente junto a la portavoz Mantoo.
Las promesas de los talibanes de amnistía general para los funcionarios y de respetar los derechos de las mujeres "deben ser cumplidas y de momento (...) estas declaraciones han sido acogidas con un cierto escepticismo" declaró Colville.
Según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) más de 18 millones de personas necesitan ayuda humanitaria en Afganistán, de las cuales 10 millones de niños.
"UNICEF necesita tener acceso a todas estas personas y obtener garantías en materia de seguridad" para su personal humanitario, indicó el jefe de operaciones de UNICEF en Afganistán, Mustapha Ben Messaoud, en línea desde Kabul.