Invita a sus acólitos a sumarse a las "Fuerzas del Cielo" y gobierna frenéticamente desde las redes sociales: el ultraliberal Javier Milei ordenó las cuentas de Argentina en el inicio de su gestión gracias a un ajuste draconiano que crispó el clima político y social.
Cien días después, ¿cómo va su experimento "liberal libertario"?
- Megadecreto y reveses en el Congreso -
El corazón del plan de Milei para desregular la economía argentina está en un megadecreto que deroga o modifica más de 300 normas y una Ley Ómnibus que en su versión original contenía más de 600 artículos.
Pero en estos tres meses ambos proyectos sufrieron reveses en el Congreso, donde el pequeño partido de Milei es minoría: la Ley Ómnibus fracasó en febrero en el debate de diputados y el megadecreto fue rechazado el jueves en el Senado.
Estas derrotas muestran que el presidente no consiguió transmitir la urgencia de sus reformas, justificada según él en la herencia recibida del anterior gobierno.
Ahora su programa está en manos de los diputados, que deben revisar una versión descafeinada de la Ley Ómnibus y tomar la decisión final sobre el megadecreto, que sigue vigente a menos que sea rechazado también en la Cámara Baja.
Pero incluso si es aprobado, su constitucionalidad sigue en duda. El consultor político Carlos Fara dijo a AFP que "en la Justicia ya buena parte" del megadecreto "está herido de muerte".
- La Motosierra encendida de Javier Milei -
Poco después de asumir, Milei encendió su "motosierra": suspendió las obras públicas, no renovó los contratos estatales, redujo los ministerios a la mitad, liberó los precios y los contratos de alquileres y devaluó el peso más de 50%, provocando una inflación de 25,5% en diciembre que se enfrió en febrero a 13%.
Con la devaluación y un aumento de precios de 276% anual a febrero, el poder adquisitivo de los argentinos se destruyó, en particular el de los jubilados.
La meta del presidente economista -alcanzar el déficit cero este año- es más ambiciosa de la que le pide el propio Fondo Monetario Internacional (FMI), con el que Argentina mantiene un acuerdo crediticio por 44.000 millones de dólares.
En estos 100 días, Milei recompuso las alicaídas reservas brutas del Banco Central y consiguió superávit financiero en enero y febrero, algo inédito desde principios de 2011.
Milei busca ahora reunir fondos por 15.000 millones de dólares con el FMI y privados para eliminar a mediados de año el control de cambios, que ha dado lugar a varios tipos de dólar.
- Tensión social -
La contracara de este "ordenamiento" es la tensión social atizada por despidos, aumentos de precios y de las tarifas de servicios públicos por la quita de subsidios.
Los medicamentos aumentaron 40 puntos porcentuales más que la inflación general, lo que provocó una caída descomunal de sus ventas. Esto provocó que muchos abandonaran tratamientos crónicos.
En febrero, mientras se debatía la Ley Ómnibus, miles de personas protestaron frente al Congreso y fueron reprimidas por la policía.
También se manifestaron cuando se suspendió el envío de alimentos a los cerca de 40.000 comedores comunitarios, en momentos en que la pobreza golpea a casi el 60% de la población. El objetivo, según el gobierno, es auditar el sistema y proveer asistencia directa.
Los recortes afectaron también en el presupuesto de universidades, el apoyo estatal al cine y la investigación en ciencia y tecnología.
El presidente resiste en las encuestas de opinión, que colocan su popularidad cerca de 50%, y ha acostumbrado a los argentinos a su excéntrico estilo: gobierna y acusa a sus opositores de traición en la red X, cita el bíblico Libro de los Macabeos y habla de su equipo como "Las fuerzas del cielo".
- Javier Milei y su estreno en Davos -
Como parte del ajuste, Milei vuela en líneas comerciales con una reducida comitiva.
Así llegó en enero a Davos, su estreno internacional, donde intrigó a la élite económica mundial al advertir que "Occidente está en peligro" y criticar a la justicia social y el "feminismo radical".
A pesar de sus mediáticos abrazos con Donald Trump -a quien admira- y el papa Francisco -con quien se reconcilió-, el exterior apenas ha sido una prioridad para Milei, excepto por haber suspendido la adhesión de Argentina al bloque BRIC.
La excepción es Israel, adonde el presidente viajó para mostrar su cercanía al Estado hebreo y su interés espiritual en el judaísmo.
Diego Giacomini, quien coescribió cuatro libros de economía con Milei, contó a la radio que su ahora examigo "cree tener una misión divina" que "consiste en transformar Argentina y llevarla a la filosofía del Número Uno, que es Dios, el liberalismo; y sacarla de la filosofía de Satán, que es el socialismo".