El telescopio espacial James Webb, una revolución en la observación del universo que los astrónomos de todo el mundo esperaban desde hace treinta años, despegó con éxito el sábado a las 12H20 GMT a bordo de un cohete Ariane 5, y se situará a 1,5 millones de kilómetros de la Tierra.
El telescopio más grande jamás enviado al espacio orbitará alrededor del Sol a unos 1,5 millones de kilómetros de la Tierra con la ambiciosa misión de responder dos preguntas fundamentales para la humanidad: ¿De dónde venimos? y si, ¿estamos solos en el universo?
Su potencia debe permitirle escrutar hasta el "amanecer cósmico", el momento en que las primeras galaxias empezaron a iluminar el universo después del Big Bang, hace 13.800 millones de años, según la NASA.
También debe ayudar a comprender la formación de estrellas y galaxias, y observar los exoplanetas para que los astrónomos descubran más de ellos, y eventualmente, puedan identificar en el futuro otros como la Tierra.
James Webb seguirá los pasos del telescopio Hubble, que revolucionó la observación del universo. Es gracias a él que los científicos descubrieron la existencia de un agujero negro en el centro de todas las galaxias o de vapor de agua alrededor de exoplanetas.
Ver las primeras galaxias
Concebido por la NASA después del lanzamiento de Hubble en 1990 y construido a partir de 2003, con la colaboración de las agencias espaciales europea ESA y canadiense CSA, el James Webb se distingue en más de un aspecto.
El tamaño de su espejo, de 6,5 metros de diámetro, le confiere tres veces más superficie y siete veces mayor sensibilidad, suficiente para detectar la señal térmica de un abejorro en la Luna, según la NASA.