Israel anunció el viernes que "eliminó" a un jefe militar de Hezbolá en un bombardeo que, según el Ministerio de Líbano de Salud, dejó 12 muertos y decenas de heridos en el suburbio sur de Beirut, un bastión de la formación islamista proiraní.
Los mandos eliminados se hallaban reunidos "bajo tierra, en el corazón de un barrio residencial", precisó posteriormente el portavoz del ejército, Daniel Hagari, añadiendo que "unos 10 comandantes murieron allí".
Estados Unidos ofrecía una recompensa de 7 millones de dólares por información sobre Aqil, considerado como un "miembro principal" de la organización que reivindicó el atentado contra la embajada estadounidense en Beirut en 1983, que dejó 63 muertos.
El Ministerio libanés de Salud dio parte de 12 muertos y 66 heridos en el bombardeo israelí.
Reporteros de AFP indicaron que el ataque había abierto un enorme cráter y destrozado los pisos inferiores de un edificio alto en los suburbios del sur de la capital libanesa.
"Nuestros enemigos no tienen donde refugiarse", afirmó el ministro israelí de Defensa, Yoav Gallant, en la red social X.
Hezbolá indicó por su lado que había bombardeado con cohetes Katiusha "el principal cuartel de inteligencia de la región norte [de Israel], responsable de asesinatos", "en respuesta a los ataques del enemigo israelí" en el sur de Líbano.
Israel señaló que la milicia chiita había lanzado 140 cohetes hacia su territorio desde Líbano.
Este es el tercer bombardeo del suburbio sur de Beirut desde el inicio de la guerra entre Israel y el movimiento islamista Hamás en Gaza, hace casi un año, pero los duelos de artillería entre los dos países son casi diarios desde entonces en la frontera.
En las operaciones anteriores en la zona de Beirut, atribuidas a Israel, murieron un mando militar de Hezbolá, Fuad Shukr, y un líder de Hamás, Saleh al Aruri.
La operación del viernes se produce tras dos oleadas de explosiones de bíperes y walkie-talkies, que entre el martes y el miércoles dejaron 37 muertos y unos 3.000 heridos en bastiones de Hezbolá, en Líbano.
El jefe del grupo islamista, Hasan Nasralá, acusó el jueves a Israel de esas explosiones y prometió un "justo castigo".
El alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Türk, recordó el viernes que el derecho internacional "prohíbe" el uso de artefactos "explosivos" que parezcan objetos "inofensivos" y consideró "un crimen de guerra cometer actos de violencia destinados a sembrar el terror entre la población civil".
- Israel niega voluntad de escalada -
La ONU se declaró el viernes "muy preocupada" por la situación en Líbano y llamó "a todas las partes a la desescalada inmediata" y a "mostrar la máxima moderación".
El ejército israelí aseguró que no tenía como objetivo aumentar las tensiones regionales.
La cancillería iraní condenó el bombardeo "brutal y despiadado" de Beirut, afirmando que "constituye una flagrante violación del derecho internacional, así como una violación de la soberanía, la integridad territorial y la seguridad nacional del Líbano".
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, aplazó un día su partida a Estados Unidos, inicialmente prevista el 24 de septiembre, debido a la situación de seguridad en la frontera norte de su país.
El jefe de gobierno intervendrá durante su visita, que debe concluir el 28, ante la Asamblea General de la ONU en Nueva York.
- Bombardeos en Gaza-
En la Franja de Gaza, la Defensa Civil del territorio afirmó que dos bombardeos israelíes este viernes dejaron 14 muertos.
La guerra en este territorio palestino se desencadenó por un ataque de comandos islamistas de Hamás en el sur de Israel el 7 de octubre de 2023.
La incursión dejó 1.205 muertos, en su mayoría civiles, según un recuento de AFP basado en datos oficiales israelíes. Este balance incluye a los rehenes muertos o abatidos durante su cautiverio en Gaza.
De los 251 secuestrados durante la incursión islamista, 97 siguen cautivos en Gaza, aunque 33 de ellos fueron declarados muertos por el ejército israelí.
Los bombardeos y operaciones terrestres israelíes han destruido la Franja de Gaza y provocado la muerte de al menos 41.272 palestinos, la mayoría civiles, según datos del Ministerio de Salud del territorio, gobernado por Hamás, que la ONU considera fiables.