El presidente colombiano, Gustavo Petro, ordenó suspender el cese al fuego con las disidencias de las antiguas FARC, aglutinadas en el autodenominado Estado Mayor Central, tras asegurar que violaron el acuerdo de no agresión al atacar una comunidad indígena en el suroeste del país.
La medida se da luego de que el Consejo Regional Indígena del Cauca denunció la víspera un ataque armado que dejó al menos tres heridos, ante lo cual el presidente ya había anticipado más temprano el domingo en su cuenta de X, antes conocida como Twitter, que “con este hecho el EMC (Estado Mayor Central) del Cauca viola acuerdo de cese al fuego”.
Ambas partes habían concluido la semana pasada el cuarto ciclo de conversaciones con la firma de un protocolo que buscaban evitar precisamente choques armados.
Avance de diálogos de paz
Durante el tercer ciclo de la mesa de diálogos en enero, se había prorrogado el cese al fuego bilateral por seis meses y se ratificó la suspensión de los secuestros extorsivos. Precisamente, los temas que se han abordado en las rondas tienen que ver con la pacificación de los territorios y la protección de la población civil.
Ataques de las FARC
El Consejo Regional Indígena del Cauca difundió la víspera en sus redes sociales un comunicado en el que representantes de la nación indígena Nasa, asentada en diez departamentos colombianos, rechazaron los “asesinatos, reclutamientos forzados, amenazas en contra de los pueblos indígenas”.
Esa organización aseguró que el ataque en el Cauca dejó tres heridos, al tiempo en que exigió la liberación de un joven estudiante que, afirmó, habría sido sacado de la comunidad a la fuerza por las disidencias.
Un informe del Equipo Humanitario País, del cual es parte la agencia de las Naciones Unidas, advirtió el viernes que más de ocho millones de personas en Colombia tienen necesidades humanitarias derivadas principalmente de la expansión del conflicto armado interno, que según los expertos no se ha detenido pese a la política de paz que impulsa el gobierno izquierdista de Petro.
Según el reporte, los grupos armados al margen de la ley operan en más de 500 municipios de un total 1.101 que existen en Colombia.