Sonriente y amable, Santiago Peña, un economista de derecha de 44 años, asumió este martes como presidente de Paraguay con el desafío de marcar su impronta y dejar atrás la imagen de mero delfín del exmandatario Horacio Cartes (2013-2018).
Alto y de porte atlético, este exjugador de rugby es considerado como un tecnócrata con una brillante carrera académica, pero de poca experiencia en la política.
Al asumir este martes, Peña prometió trabajar por la prosperidad de su país. "El éxito es lograr que todos los paraguayos estén mejor y que el mundo sea testigo del resurgir de un gigante", dijo.
Peña estudió economía en la Universidad Católica de Paraguay e hizo una maestría en la de Columbia (Nueva York). En su experiencia internacional, trabajó en el departamento de África del Fondo Monetario Internacional en Washington.
Entre 2000 y 2009 fue funcionario del Banco Central. En 2012 integró el directorio del Banco Central y en 2014 fue nombrado ministro de Hacienda por Cartes, quien lo hizo afiliarse al Partido Colorado (conservador), que ha dominado la vida política de Paraguay desde el siglo XIX.
En 2017 perdió en elecciones primarias ante Mario Abdo Benítez la posibilidad de postular a la presidencia. Oportunidad que recuperó cuatro años después.
Para atacarle, sus adversarios le llaman "el secretario de Cartes". Pero él parece no sentirse afectado. "Es alguien muy sereno, impresiona su tranquilidad", dijo a la AFP uno de sus colaboradores.
- Familia tradicional -
Hijo del economista José María Peña y de la argentina Ana María Palacios, el nuevo presidente es el menor de tres hermanos.
Está casado con Leticia Ocampos, con quien tuvo su primer hijo, Gonzalo, antes de cumplir los 18 años. La pareja tiene también una hija, Costanza, de 16.
De moral conservadora, se opone al aborto por considerarlo "un atajo, lo más fácil", y también rechaza el matrimonio igualitario.
Recientemente apoyó al Congreso, que rechazó una donación de 38 millones de euros para un proyecto educativo por utilizar el lenguaje inclusivo.