Un izquierdista sofisticado y cada vez menos radical y un millonario franco que no roba ni traiciona: Gustavo Petro y Rodolfo Hernández apelan a las emociones del electorado en Colombia en el duelo final de sus estrategias para alcanzar la presidencia de Colombia.
Ambos son figuras contrarias a la clase dominante y representan una alternativa de ruptura y cambio ante el hastío expresado en las urnas hacia los partidos tradicionales, marginados por primera vez de la disputa por el poder.
En la recta final hacia la segunda vuelta, cada uno morigeró su imagen para persuadir a abstencionistas, que conforman el 45% del electorado, en su mayoría jóvenes, y a indecisos.
Atrás quedaron los discursos en plaza pública, los debates y el juego limpio. El último asalto entre Gustavo Petro y Rodolfo Hernández se disputa en el campo de las emociones y el descrédito del rival.
Antes de la primera vuelta, Gustavo Petro explotó sus dotes de orador en las cien plazas públicas que visitó. Su propuesta incluye ambiciosas y complejas reformas para, por ejemplo, robustecer el Estado, cesar la exploración petrolera en favor de fuentes renovables de energía y cambiar el sistema de pensiones.
"Cuando se subía en una tarima y hablaba hora y media con la gente lo que hacía era profundizar a fondo su modelo económico, el tratamiento del campo (…) y eso se vuelve un poco sofisticado", reconoce Alfonso Prada, jefe de debate del izquierdista.
Ante el ascenso de Hernández, que sorpresivamente recibió el 28% de los apoyos, su estrategia de comunicación dio un golpe de timón para contrarrestar el lenguaje sencillo y efectista de su contrincante.
El aspirante por el Pacto Histórico, una coalición de movimientos de centro y de izquierda, dejó la tarima y las grandes movilizaciones para multiplicar sus entrevistas con medios y grabar piezas de propaganda con un pescador, mineros o artesanos.
Un Gustavo Petro durmiendo en casa de pobladores pobres, metido en la cocina o en cultivos de caña y hasta jugando fútbol suavizó la imagen del político rígido e intelectual de la primera parte de la contienda.
"Tenemos un Gustavo Petro y una Francia Márquez (candidata a la vicepresidencia) que comunican más sencillo, que hablan mucho más directo", según el estratega.
"Rodolfo Hernández no tiene maquillaje. Una de las fuerzas de su estrategia es mostrarlo tal cual es (...), con las metidas de pata que hace a veces por lo franco; por lo desabrochado que es para plantear las cosas", señaló Ángel Becassino, su principal asesor de campaña, al programa A Fondo en Spotify.