El presidente de Colombia, Gustavo Petro, anunció este sábado en la COP28 de Dubái la adhesión a un llamado internacional contra los combustibles fósiles, sin fuerza legal, lanzado en 2019 por países insulares.
Colombia es el primer país no insular que se une al Tratado de No Proliferación de Combustibles Fósiles, surgido en 2019 tras un llamado lanzado por archipiélagos-Estado en el Pacífico, Asia y el Caribe.
Palau anunció el viernes que también se unía al texto.
Colombia es la cuarta potencia petrolera latinoamericana, y a pesar de sus esfuerzos en materia de energías renovables, más del 38% de su matriz energética proviene del petróleo y el 25% del gas, según la entidad independiente Global Energy Monitor.
El Tratado pretende imitar los pactos que se gestaron para evitar la proliferación nuclear, mediante la cancelación de cualquier proyecto que implique aumentar la capacidad de producción de combustibles fósiles.
La lista actual del Tratado incluye a Vanuatu, Tuvalu, Fiyi, las Islas Salomón, Tonga, Niue, Timor Oriental, Antigua y Barbuda y Palau.
El texto cuenta con el apoyo del Parlamento Europeo, la Organización Mundial de la Salud y "100 ciudades y gobiernos subnacionales", según el comunicado de prensa.
Un omnicidio
"Es una paradoja que aquí en esta mesa esté un país como el que yo represento, porque nosotros también vivimos del petróleo", reconoció Petro.
Colombia produce en torno a un millón de barriles diarios de crudo.
El gobierno colombiano ha declarado, sin embargo, recientemente que tiene la intención de seguir exportando petróleo.
"La disyuntiva entre ser ambicioso o realista es falsa" aseguró el primer ministro de Tuvalu, Kausea Natanu.
El calentamiento del planeta, según los climatólogos, conllevará un aumento del nivel del mar que amenaza la existencia de islas y archipiélagos.
Australia ofreció hace un mes refugio climático a 11.000 de los habitantes de Tuvalu.
"Enfrentarse al cambio climático significa enfrentarse al papel de los combustibles fósiles", añadió el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus.
El Tratado de No Proliferación de Combustibles Fósiles es en su origen una iniciativa de organizaciones no gubernamentales ecologistas y de científicos, que fue ganando fuerza en la última década.
"Quizás la discusión en el futuro gire en torno a acciones legales" contra los países o compañías petroleras, advirtió el primer ministro de Antigua y Barbuda, Gaston Browne.