La cubana Diana Guzmán llegó con su familia hasta Honduras tras un arriesgado trayecto por tierra desde América del Sur y parte de centroamérica, como muchos de sus compatriotas. Le robaron todo en la selva y pide ayuda para seguir su migración hacia Estados Unidos.
Este grupo es un ejemplo más de un cambio de tendencia en la migración que usa Centroamérica para tratar de llegar a Estados Unidos.
En 2021, Honduras registró el paso de 17.590 migrantes en situación irregular, principalmente haitianos hacia Estados Unidos. Pero la situación cambió en 2022. Entre enero e inicios de junio han superado los 44.000 y la mayoría viene de Cuba, nación agobiada por una severa crisis económica. Los siguen los venezolanos.
Trabajadora de un asilo, Diana y su familia vendieron las dos casas que tenían en Cuba y compraron pasajes hacia Guyana, a 1.500 dólares el boleto.
Iniciaron su viaje hace tres meses y continuaron por tierra hacia Brasil, Perú, Ecuador y Colombia, hasta internarse en la selva del Darién, célebre por el peligro que representa para quien trata de cruzarla.
"La travesía ha sido bastante dura porque cuando entramos a la selva no pensamos que íbamos a pasar el trabajo que pasamos. La selva entre Panamá y Colombia, allí nos robaron", cuenta Diana.
Cuenta que los abandonaron desnudos y amarrados en la selva.
"Nos quitaron todo, la comida que trajimos la pisoteaban. Los teléfonos nos los quitaron. Estaban vestidos de negro, con escopetas, y al que se opusiera o dijera algo (...) le daban con la escopeta y los dejaban tiraditos allí", explica.
Horas después, otros migrantes los hallaron, los desamarraron y les dieron ropa y alimentos. Una comunidad indígena de Panamá los apoyó.
"Allí en la selva vas caminando y las personas se caen delante de ti, y cuando vienes a ver ya están muertos. La selva es muy dura y no quisiera pasar más nunca por eso", detalla Diana.