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Boris Johnson sufre una dura derrota en bastión conservador

El resultado puede agravar el descontento en el partido hacia el gobierno de Boris Johnson, que ya vivió una rebelión de un cuarto de la bancada conservadora.

AFP
Por AFP

El primer ministro británico Boris Johnson encajó un duro revés después de que su partido conservador perdiera un bastión histórico en una elección parcial que puede generar importantes dudas sobre su liderazgo dentro de la formación. Enfrentado a varios escándalos y a una pérdida de popularidad en la opinión pública y en sus propias filas, Johnson tenía ante sí una especie de plebiscito en los comicios celebrados en la circunscripción rural de North Shropshire.

Siempre controlada por su partido, la circunscripción de apenas 80.000 electores cayó en la votación del jueves a manos del Partido Liberaldemócrata, cuya candidata Helen Morgan se impuso con casi 6.000 votos de margen al representante conservador, según los resultados oficiales anunciados el viernes.

Morgan obtuvo 17.957 votos, un 46,3% del total, mientras que el candidato conservador Neil Shastri-Hurst se quedó con 12.032, perdiendo una demarcación ostentada por su formación durante casi 200 años.

El resultado puede agravar el descontento en el partido hacia el gobierno de Boris Johnson, que ya vivió una rebelión de un cuarto de la bancada conservadora el martes en la votación de las nuevas restricciones contra el covid.

En plena ola de la pandemia, con un récord de contagios registrado el jueves (más de 88.000), Boris Johnson requirió del apoyo de la oposición laborista para tirar adelante las nuevas medidas sanitarias.

La candidata ganadora en la circunscripción afirmó que los electores habían enviado un mensaje "alto y claro" a Johnson de que "la partida se ha acabado".

Helen Morgan releva a Owen Paterson, en el cargo desde 1997 y ganador por mayoría en los comicios de 2019.

Sin embargo, Paterson se vio obligado a dimitir entre acusaciones de presionar a miembros del gobierno de Johnson para defender los intereses de dos empresas que le pagaban, un escándalo que terminó salpicando al primer ministro.

- "No es apto" -

La derrota conservadora se vislumbraba como una posibilidad cada vez más plausible.

"Esto no hace más que confirmar lo que yo, mi familia y mucha otra gente hemos pensado durante mucho tiempo: este hombre no es apto para ser primer ministro", había dicho a la AFP Garry Churchill, un habitante de North Shropshire de 71 años.

"Votaré por los liberaldemócratas porque estoy ofendido con la actuación de Johnson", indicó Martin Hill, un militante laborista de 68 años que, como otros en la circunscripción, optó por un "voto táctico" para derrotar a los conservadores.

Antes de conocerse el resultado final, el diputado conservador Edward Timpson reconoció a la cadena Sky News que sería "una noche muy difícil para su partido".

Y un portavoz liberaldemócrata había augurado un "desastre" para Boris Johnson en los comicios, que contaron una baja participación del 46,3%, lejos del 62,9% registrado en 2019.

Ahora, el primer ministro puede verse amenazado por el envío de cartas de no confianza de los miembros del partido, un trámite necesario para desencadenar una votación interna para desbancarlo.

Según el diario conservador The Daily Telegraph, "algunos diputados han sugerido en privado que la pérdida de North Shropshire sería el último clavo en el ataúd del liderazgo del Johnson".

Y si perdiese el liderazgo del partido, Johnson tendría que dejar también las riendas de Downing Street, como ya le ocurrió a su predecesora Theresa May en 2019.

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En plena ola de la pandemia, con un récord de contagios registrado el jueves (más de 88.000), Boris Johnson requirió del apoyo de la oposición laborista para tirar adelante las nuevas medidas sanitarias.

En plena ola de la pandemia, con un récord de contagios registrado el jueves (más de 88.000), Boris Johnson requirió del apoyo de la oposición laborista para tirar adelante las nuevas medidas sanitarias.

- Vacunas de refuerzo para la popularidad -

La situación es diametralmente opuesta al pasado mayo, cuando los conservadores, cuya popularidad se disparaba gracias a una exitosa campaña de vacunación contra el covid-19, arrebató a la oposición laborista su histórico bastión de Hartlepool, en el noreste de Inglaterra.

Ahora el coronavirus vuelve a ser una gran preocupación entre los británicos, que a pocos días de las fiestas navideñas ven cada vez más eventos cancelados y son llamados a limitar las interacciones entre una disparada sin precedentes de los contagios.

Para evitar que los hospitales se vean de nuevo superados, Boris Johnson se fijó el titánico objetivo de ofrecer una vacuna de refuerzo a todos los adultos antes de fin de año.

Este desafío logístico implica un millón de inyecciones diarias, para lo que se abrieron más centros de vacunación durante más horas. Pero nada garantiza que, aunque se logre, baste para devolver al líder la popularidad perdida.