El candidato Bernardo Arévalo, el inesperado favorito que promete luchar contra la corrupción, ganó la presidencia de Guatemala con el 95% de las mesas de sufragio contabilizadas, según el conteo oficial del Tribunal Supremo Electoral (TSE).
Los resultados preliminares de la segunda vuelta electoral en Guatemala mostraban el domingo que Bernardo Arévalo lideraba ampliamente los comicios con el apoyo de votantes indignados con la corrupción y la incapacidad de la clase política para combatirla.
Con el 97,21% de los votos escrutados, el Tribunal Supremo Electoral (TSE) informó en su página de internet que el candidato propuesto por el Movimiento Semilla lideraba el conteo con 58,76% frente al 36,49% de la ex primera dama Sandra Torres, de Unión por la Esperanza (UNE).
“Las tendencias que hemos compartido son eso, tendencias. Pero ustedes confirmaron el 25 de junio (en la primera vuelta) que son bastante sólidas”, dijo en conferencia de prensa la titular del TSE Irma Palencia Orellana.
En el mismo sentido el juez del TSE Gabriel Aguilera Bolaños indicó que "estos son resultados preliminares. Tenemos que esperar el trabajo de las juntas electorales municipales.... pero ustedes acá pueden ver la tendencia” y pidió que “con madurez política aceptemos los resultados”.
En una publicación en la red social X, antes llamada Twitter, el presidente saliente Alejandro Giammattei felicitó a los guatemaltecos por unas elecciones “en paz, con pocos incidentes aislados" y agregó: “Felicito también a @BArevalodeLeon y extiendo la invitación para iniciar la #TransiciónGT ordenada, al día siguiente de que los resultados queden oficializados”.
Torres y Arévalo tienen visiones distintas de lo que la sociedad guatemalteca necesita. Arévalo -de 64 años, diputado al Congreso, sociólogo e hijo del expresidente progresista Juan José Arévalo (1945-1951)- promete combatir la corrupción e impunidad que invade el país. Mientras Torres, de 67 años, apela a los valores conservadores y religiosos, también ofrece ayuda social y reducción en los precios de la canasta básica.
Es poco probable que esas cifras marquen el fin de los comicios pues se necesitaron más de dos semanas para que se certificaran los resultados oficiales de la primera ronda de votación del 25 de junio. Los partidos perdedores lograron que los tribunales intervinieran y ordenaran una segunda revisión del recuento de votos. Cuando las autoridades electorales finalmente estuvieron listas para certificar a los dos más votados que se medirían en el balotaje, la Fiscalía General anunció una investigación sobre las firmas que el Movimiento Semilla había reunido para registrarse como partido político.
Esa investigación continúa y los fiscales parecen estar en camino de despojar a Arévalo de su partido.
El balotaje es una de las elecciones más observadas de los últimos tiempos debido a las dificultades y la injerencia judicial que ha sufrido el proceso y que han puesto en alerta no sólo a la ciudadanía sino también a la comunidad internacional, que ha denunciado el riesgo que corre la democracia guatemalteca.
La percepción local e internacional es que el país se encamina hacia el hundimiento institucional y que Giammattei cooptó la Fiscalía General y otros organismos para perseguir a sus detractores y así asegurar la impunidad de los acusados de corrupción.
El ganador de la segunda vuelta del domingo tendrá como desafíos enfrentar la corrupción, la violencia y la inflación. Las mesas de votación abrieron sin reportes de problemas, aunque la magistrada del TSE, Blanca Alfaro, denunció la víspera que había recibido amenazas de muerte vía telefónica y el domingo aseguró que podría presentar su renuncia al cargo.
Salvo algunas quejas y denuncias sobre acarreo de personas o entrega de víveres a cambio de votos por parte de partidarios de Torres, la jornada transcurrió sin mayores incidentes. La fiscalía confirmó que se recibieron 17 denuncias por diversos delitos electorales y que se detuvo a ocho personas por obstruir centros de votación o hacer proselitismo a favor de un partido.