A 35 años de la ratificación de la Convención sobre los Derechos del Niño, Panamá ha mostrado avances significativos en áreas como la universalidad de la educación primaria y el registro de nacimientos, según Anilena Mejía, especialista de Monitoreo y Evaluación de UNICEF. Sin embargo, persisten importantes retos en la atención de poblaciones vulnerables, como la niñez indígena, los niños con discapacidad y las madres adolescentes.
El preescolar y la deserción: desafíos críticos
Uno de los principales desafíos identificados por UNICEF es el acceso a la educación preescolar. Según datos del censo, el 38% de los niños de 5 años no asiste a preescolar, cifra que aumenta al 45% en áreas rurales. Mejía subrayó que la falta de acceso a preescolar tiene un impacto negativo en la trayectoria educativa de los niños.
En el otro extremo, los adolescentes entre 15 y 17 años enfrentan altos índices de deserción escolar, con 17% fuera del sistema educativo. Entre las causas destacan la falta de seguimiento a los jóvenes que abandonan la escuela, las responsabilidades de cuidado en las madres adolescentes y la escasa oferta de educación media en comunidades rurales.
Uniones tempranas y hogares monoparentales
Otro tema preocupante es el de las uniones tempranas. Más de 6,000 adolescentes, en su mayoría mujeres, declararon estar en una relación de pareja en el censo. Mejía enfatizó que este fenómeno aumenta el riesgo de abandono escolar, violencia y exclusión del mercado laboral.
Por otro lado, los hogares monoparentales representan el 29% del total en el país, y 9 de cada 10 están liderados por mujeres. Esto evidencia la necesidad de fortalecer la protección social y los servicios de cuidado infantil, que permitan a las madres solteras insertarse en el mercado laboral.
El llamado de UNICEF
UNICEF insta a priorizar políticas públicas que atiendan las brechas identificadas, con especial enfoque en las poblaciones más vulnerables. Mejía concluyó subrayando la importancia de invertir en la educación temprana y en sistemas de apoyo para las familias, como una forma de garantizar los derechos de la niñez y construir un futuro más equitativo para Panamá.