Para muchos ha quedado claro que las protestas a nivel nacional, en contra del contrato ley que reglamenta la relación con Minera Panamá, S.A. tienen un matiz que va más allá de un principio jurídico: es el sentir de consternación y hasta decepción por cómo se define el destino de un país. Es como definió el economista, Carlos Araúz, la crisis económica, política y social que enfrenta el país.
Pero aún así, el experto consideró que el momento que vivimos, no es para que el sector empresarial acuse a quienes protestan, de ser unos pocos agitadores que viven del momento “woke” tropical. También consideró que la crisis no es la instancia, para que aquellos que abogan por un país sin minería, exijan el cierre drástico de una operación con activos por varios miles de millones de dólares, ya instalados y cuya desaparición pudiese borrar el 5% del producto interno bruto y 10 mil empleos directos.
Si alguna vez hubo un momento para escucharnos es hoy, es ahora. El analista coincide con juristas y miembros de la sociedad civil, quienes indicaron que la vía para terminar las protestas es la inconstitucionalidad del contrato.
Con la caída en productividad, Araúz pronosticó, que los ingresos corrientes hacia el fin de año caerán y resultará evidente que no cumpliremos con la ley de responsabilidad fiscal. Para evitarse estos problemas Araúz indica que, deben darse acciones inmediatas: la eliminación del subsidio de gasolina, mantener el vale digital únicamente en casos extremos y una revisión detallada del presupuesto del año entrante, que bajo ninguna circunstancia puede rondar los 32 mil millones de balboas.
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Por más de 18 meses se llamó a la cordura en el gasto, a la prudencia en la deuda ante las subidas de tasas de interés, y no hubo cordura, sentenció Araúz. Por ende, las calificadoras de riesgo están claras en el riesgo que implica Panamá con una recaudación fiscal débil, el Canal de Panamá enfrentando quizás la peor sequía de su historia y la Caja de Seguro Social en cuidados intensivos.
Por último, el financista hizo un llamado a terminar con los cierres de calles que destruyen al emprendedor, y evitar los discursos políticos vacíos y de liderazgos blandengues. De igual manera, señaló que no se puede cerrar la mina mañana, ni seguir gastando irresponsablemente.