Donald Trump volvió a encender el debate sobre la inmigración tras los atentados que este fin de semana dejaron decenas de heridos en Estados Unidos, al reanudar sus ataques contra los refugiados sirios y atribuir el caos en Medio Oriente a Hillary Clinton.
La gran mayoría de sus votantes apoyan su línea dura y los sondeos muestran que la mayoría de los republicanos están de acuerdo con su propuesta de diciembre de 2015 de prohibir el ingreso de los musulmanes a suelo norteamericano.
Desde entonces, Trump no hizo más referencia a los musulmanes, pero pretende que la policía tenga un registro de antecedentes de los migrantes y promete cerrar las fronteras a los que provienen de países considerados peligrosos, como Siria.
El candidato vuelve con insistencia al "caballo de Troya" del flujo de refugiados sirios, hace referencia a las infiltraciones en Europa de agentes del grupo yihadista Estado Islámico (EI) y afirma que los servicios de inmigración ignoran todo sobre el pasado de aquellos que llegan a Estados Unidos.
"Debemos estar seguros de que la gente que quiere a nuestro país puede entrar", repitió el martes en un discurso dedicado casi exclusivamente a la inmigración y el terrorismo en el campus de High Point, en Carolina del Norte.
"Es un hecho que nuestro actual sistema de inmigración no intenta determinar realmente las opiniones de las personas que entran a nuestro país, no sabemos nada de ellas ni de lo que piensan", dijo Trump, quien volvió a leer su discurso en una pantalla (en vez de improvisar).
El candidato republicano denuncia la política de "fronteras abiertas", promovida según él, par su rival demócrata, a la que acusan de haber contribuido a la emergencia del grupo EI cuando fue secretaria de Estado entre 2009 y 2013.
Queda por saberse si los estadounidenses se dejarán convencer, sobre todo los indecisos que hay cuando faltan 49 días para los comicios.
La inmigración está lejos de ser una de las preocupaciones de los estadounidenses, según un reciente sondeo de CBS/New York Times.
Pero la inseguridad y el terrorismo sí figuran como la segunda prioridad de los votantes. Y Trump intenta que vincular la inmigración con esas preocupaciones.
En este momento Clinton ha perdido la importante ventaja que le atribuían los sondeos en agosto. En el promedio de todas las encuestas apenas lleva un punto de ventaja en intención de voto.
El hijo mayor del candidato, Donald Trump Jr., provocó una tormenta en internet tras comparar en un 'tuit' a los refugiados sirios con un recipiente en el que hay caramelos impolutos y contaminados mezclados.
"Esta imagen lo dice todo", dijo el lunes Donald Trump Jr. en un 'tuit' en el que aparecía una foto de un bol blanco rebosante de caramelos. Encima de la imagen podía leerse: "si tuvieras un bol de skittles (caramelos) y te dijera que solo tres podrían matarte, ¿tomarías un puñado? Ese es nuestro problema con los refugiados sirios".
El tuit, que exhibía el logo "Trump-Pence 2016" junto al eslogan de la campaña republicana "Make America Great Again!" (Devolvamos la grandeza a Estados Unidos) se topó con el desdén de los usuarios de Twitter.
Los skittles están asociados a una historia trágica en Estados Unidos. Eran ese tipo de caramelos los que fue a comprar Trayvon Martin, un adolescente negro, la noche en que un hombre blanco lo ultimó a balazos en una calle de Florida en 2012.
Símbolo de la memoria de Trayvon Martin, también se ha convertido en una referencia en medios racistas y defensores de la superioridad de la raza blanca que se satisfacen de utilizarlo en contextos macabros y burlones.
Hillary Clinton se alineó con los argumentos de Barack Obama.
"No podemos perder nuestra sangre fría y ponernos a arremeter o a alborotarnos, no podemos proponer cosas extremas que no servirían de nada, y perder de vista nuestros valores", declaró Clinton en una conferencia telefónica con sus asesores de seguridad nacional, según su equipo de campaña.
"Hoy, un país rodeado de muros no serviría más que para quedar prisioneros", había denunciado un poco antes el presidente Barack Obama ante la asamblea general de la ONU, tras advertir contra el ascenso de un "populismo burdo" en todo el mundo.