Rusia tachó hoy de político y parcial el nuevo informe internacional sobre la catástrofe en el este de Ucrania del vuelo de Malaysia Airlines MH17, según el cual el aparato fue derribado desde una zona controlada por los rebeldes con un misil transportado desde territorio ruso.
La Cancillería acusó al Equipo de Investigación Conjunto (JIT) de admitir a expertos de Ucrania, parte implicada en el suceso ocurrido en julio de 2014, pero ignorar las aportaciones de Moscú, que ha acusado a Kiev de abatir el avión de pasajeros.
Rusia, que considera que el JIT ha regalado a Ucrania la posibilidad de "falsificar" las pruebas en su favor, insiste en que siempre ha abogado por investigar la catástrofe sobre la base de hechos y no suposiciones.
"En su lugar, esos investigadores internacional excluyeron a Moscú de la plena participación en el proceso dejando nuestros esfuerzos en un mero segundo plano", señala.
La diplomática acusó a la comisión internacional de "ignorar pruebas irrefutables", cuando Rusia es la única que aporta "información fidedigna" al respecto.
En particular, aludió a los datos presentados este lunes por el comandante de las fuerzas radiotécnicas rusas, Andréi Koban, sobre que el misil no fue lanzado desde zonas controladas por los separatistas prorrusos.
El sistema de radares ruso ubicado en la región de Rostóv del Don -muy próxima a la zona de la tragedia que costó la vida a 298 personas- "no detectó el acercamiento de objetos voladores al avión en los momentos previos al siniestro", aseguró Koban.
"Si el Boeing malasio fuera derribado por un misil disparado desde una zona situada al este del punto de la catástrofe, (el proyectil) habría sido localizado por el radar ruso", resaltó el militar ruso.
Mientras, según Zajárova, "todo en lo que se cimenta la llamada base de pruebas de la Fiscalía holandesa ha sido aportado por estructuras de fuerza de Ucrania, las cuales, sin lugar a dudas, son parte interesada".
Según el equipo internacional de investigación penal, el sistema antiaéreo Buk fue disparado desde un campo cercano a la localidad de Pervomaysk, en el este de Ucrania, que en ese momento estaba en manos de los rebeldes prorrusos.
Los investigadores aseguran que la lanzadera de misiles llegó procedente de territorio ruso y fue retirada una vez fue derribado el avión malasio con 298 personas a bordo.
La Cancillería ucraniana saludó el informe, aduciendo que sus conclusiones permitirán castigar de una vez por todas a los culpables de la catástrofe, lo que calificó de "deber moral" ante los familiares de las víctimas.
"La publicación de esta información es un paso importante en el camino hacia nuestro objetivo común final: llevar ante la Justicia a todos los culpables del derribo del avión", señala la nota oficial.
Mientras, los separatistas prorrusos insistieron en negar que hubieran derribado el aparato, al carecer de sistemas antiaéreos en su arsenal.
En el Boeing-777 viajaban 298 personas, de los que 196 eran holandeses, otros 27 australianos, 44 malasios y un neozelandés, entre otras nacionalidades.
Un total de 33 familiares de víctimas de Australia, Malasia y Nueva Zelanda, representados por un abogado australiano, han presentado una denuncia ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos en Estrasburgo y piden una indemnización de 10 millones de dólares por persona al Estado ruso.