Tailandeses y turistas comenzaron el sábado con recelo la parte principal de un gran fin de semana feriado, mientras la policía buscaba sospechosos y un motivo para las explosiones coordinadas que golpearon localidades turísticas de toda Tailandia. Cuatro personas murieron y docenas resultaron heridas en los ataques del jueves y el viernes.
La violencia parecía dirigida contra la industria turística del país, que proporciona unos ingresos cruciales al gobierno. Una pequeña bomba estalló en una playa de Patong, en la isla de Phuket, y otras cuatro golpearon el destino turístico costero de Hua Hin, haciendo que los comerciantes cerrasen sus puertas, las calles se vaciaran y atemorizados turistas se refugiaran en sus hoteles.
Once extranjeros resultaron heridos en las explosiones, entre ellos ciudadanos de Austria, Alemania, Italia y Holanda.
"Esperemos que podamos tener algunos sospechosos hoy o mañana", dijo el general de policía Pongsapat Pongcharoen, número dos de la policía nacional. No entró en detalles, pero señaló que la policía estaba reuniendo pruebas y que no se creía que los ataques fueran obra de grupos armados internacionales.
Se cree que los responsables pertenecen a las mismas redes y siguen en el país, añadió. Además de las explosiones se registraron ataques incendiarios que provocaron fuegos en mercados y tiendas de seis puntos, entre ellos Phuket, Trang, Surat Thani, Phang Nga y una tienda de recuerdos en la localidad turística de Ao Nang, Krabi, una provincia costera conocida por sus espectaculares acantilados.