El papa Francisco ha reaccionado con tristeza al conocer la historia de amor entre Federica e Isabel, dos religiosas que se han casado recientemente en Italia tras colgar los hábitos.
Se refiere a la historia de Federica e Isabel, dos religiosas que decidieron colgar los hábitos y casarse, ateniéndose a la reciente ley que permite en Italia las uniones civiles entre personas del mismo sexo, aprobada el pasado mayo.
Estas dos mujeres, una italiana y otra proveniente de Suramérica, tienen 44 y 40 años y se casaron el pasado 28 de septiembre en el municipio piamontés de Pinerolo, informan medios locales.
El diario "La Repubblica" publicó este viernes una entrevista a la pareja en la que señalan que su amor surgió durante una misión en Guinea Bissau, " trabajando codo con codo a favor de los pobres" como llevan haciendo desde que se hicieran monjas con veinte años.
Las dos aseguraron que han rechazado "un consejo que se escucha a menudo en los conventos, el de vivir juntas como hermanas: 'basta que no digáis nada y no provoquéis escándalo'", si bien consideraron este modo de actuar como "una vía cómoda y falsa".
" Hay muchos casos como estos: sacerdotes y religiosas que viven clandestinamente sus relaciones con hombres y mujeres. Pero en el Evangelio, Jesús condena la hipocresía, no a los homosexuales. Y por eso hemos decidido dejar la vida religiosa y emprender un camino de libertad, fe y serenidad, sin escándalo", recordaron.
Afirmaron también que la suya ha sido "una elección difícil pero no infeliz", aunque confesaron cierto temor ante la vida fuera de los muros del convento.
" Dejar el hábito religioso significa hallarse de un día para otro en la condición de quien no sabe cómo juntar comida y cena, encontrar un trabajo, sin ayudas ni pensiones. Quien sale del convento, en vez de ser ayudado a reinsertarse en la sociedad, es abandonado", dijeron a ese medio.
En la entrevista, las religiosas aluden a la respuesta que el papa Francisco suele dar cuando se le pregunta por el tema de los homosexuales: "¿Quién soy yo para juzgar?".
"El papa ha dicho '¿quién soy yo para juzgar? Nadie debería juzgar. Esa frase nos ha abierto el corazón", señalaron las exreligiosas, que han invitado a los que se encuentren en su misma situación dentro de la Iglesia a "no tener miedo".
El diario turinés "La Stampa" informó por su parte de que su "unión civil" fue presidida por el alcalde de Pinerolo y que acto seguido tuvo lugar una "función religiosa" organizada por Franco Barbero, expulsado del sacerdocio en 2003 por Juan Pablo II por bendecir a parejas homosexuales.