El cambio climático y el rápido y desordenado crecimiento urbano de Panamá se disputan con el Canal interoceánico su recurso más precioso, el agua, cuya demanda aumenta con la ampliación de la ruta que será inaugurada el próximo domingo.
Los bajos niveles de los lagos artificiales que concentran el agua motivaron la restricción del calado de los buques que pasaron por la vía centenaria en mayo pasado, y obligarán a inaugurar la ampliación, el próximo domingo, con un nivel de profundidad menor al que se ofrecerá normalmente.
El ensanche de la vía requerirá un 97 % más de agua que el Canal centenario, y en los próximos 35 años los habitantes del área metropolitana, que hoy suman 1,7 millones, aumentarán en un millón más, de acuerdo con un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
El crecimiento demográfico de la zona ha sido tan acelerado que la proyección que la ACP esperaba en 2025 ya se había alcanzado en 2012, afirmó a -Efe el vicepresidente ejecutivo de Ambiente, Agua y Energía de la Autoridad, Carlos Vargas.
Pero, la expansión desordenada de la capital, epicentro de un país con el mayor crecimiento económico de Latinoamérica en la última década -un promedio anual del 8 %, impulsado en gran parte por la construcción-, ha generado, por ejemplo, que el 50 % del agua que sale al acueducto se pierda en el camino.
"El desarrollo urbano no planificado o mal planificado es la potencial amenaza del Canal, porque la región interoceánica seguirá creciendo" y demandando agua, advierte la directora de la Asociación Nacional para la Conservación de la Naturaleza (ANCON), Rita Spadafora.
De hecho, el Instituto de Acueductos y Alcantarillados (IDAAN) está en proceso de licitar tres nuevas plantas potabilizadores de la misma fuente, que se sumarán a las nueve existentes.
"Nos preocupa", admite Vargas, y asegura que dos de estas plantas podrían evitarse si se redujeran en un 10 % las fugas, de acuerdo con una consultoría elaborada para el IDAAN.
Consciente de estos desafíos, desde que el Canal pasó a manos panameñas, en el 2000, la ACP inició sus esfuerzos para evitar la escasez.
La profundidad de toda la ruta acuática se aumentó para permitir mayor paso de carga, se elevaron los niveles del lago Gatún, que abastece a las vertientes del Caribe y el Pacífico y se abogó por el reciclaje del agua en las esclusas a través de las tinas de reutilización.
El tamaño de la ampliación implicaría emplear hasta 2,4 veces más agua que en el Canal centenario, pero las 18 tinas (nueve en cada sector), permiten ahorrar el 60 % de esa desembocadura, lo que implica que las nuevas esclusas utilizarán solo el 97 % de lo que usan las actuales, explica Vargas.
"Todos estos proyectos garantizan agua para el Canal, la ampliación, la producción de energía y el consumo humano", asegura el experto, sin menospreciar al cambio climático, que traerá fenómenos "más frecuentes y más intensos".
Para blindarse, la ACP opera una serie de programas de incentivos para que el uso de las tierras de la cuenca sea óptimo.
La conservación del ecosistema y la recuperación de áreas degradas es vital para garantizar el agua, recuerda Rita Spadafora, quien aboga por la articulación de distintos organismos de Estado en una estrategia de preservación de los recursos del Canal, entendiéndolo como el anzuelo de la economía panameña.
En ese espíritu, las autoridades que trabajan en un plan de seguridad hídrica a 2050, entre ellas la ACP, propondrán el desarrollo de fuentes de agua alternativas para la capital y el resto del país, adelanta Vargas a Efe.
De toda el agua que pasó por Panamá en 2014, solo se usó el 25,8 %, y de esa porción, un 1,9 % se fue en el rubro de transporte -donde se incluye al Canal-, mientras un 0,33 % se dedicó al uso humano e industrial, según datos oficiales.
El invierno de 2016 trajo fuertes lluvias que anunciaron el fin de un prolongado fenómeno de El Niño, suficientes para que en junio se eliminaran las restricciones en el Canal.
En tres o cuatro meses, prevé Vargas, se ofrecerá el calado ideal en la ampliación (50 pies), y los pronósticos hidrometeorológicos de la ACP indican que los caudales crecerán en abundancia.
Pero los panameños no podrán fiarse de esta etapa, que será una más entre los ciclos radicales que tiene preparados el cambio climático.