Cuba y Panamá iniciaron la negociación de un convenio en materia migratoria con el fin de lograr un mecanismo "efectivo" para combatir el tráfico de migrantes y la trata de personas, informó la Cancillería de la isla.
En esas reuniones las partes evaluaron el comportamiento del flujo migratorio entre Cuba y Panamá, así como el estado de implementación de los Acuerdos sobre intercambio de Alertas Migratorias e Información de Seguridad suscritos por las autoridades migratorias de ambos países, precisó una nota publicada en el sitio oficial CubaMinrex.
Además reafirmaron "la voluntad y el compromiso" de sus respectivos gobiernos de realizar "acciones conjuntas" con el objetivo de garantizar un flujo migratorio, "regular, ordenado y seguro" entre los dos países.
El comunicado refiere que la delegación cubana expresó su "profunda preocupación" por la persistencia de la Ley de Ajuste Cubano en Estados Unidos y sus políticas de "pies secos-pies mojados", así como el "Programa de Parole" para profesionales médicos de la isla.
Asimismo manifestó que esas políticas migratorias de Washington hacia Cuba estimulan la emigración "irregular e insegura", provocan pérdidas de vidas humanas y favorecen la comisión de delitos como el tráfico de emigrantes, la trata de personas, el fraude migratorio y el uso de la violencia, a la vez que crean problemas a otros países.
Una vez más, Cuba mantiene la disposición de recibir a todos los migrantes cubanos según la legislación migratoria vigente.
Las sesiones de trabajo que se desarrollaron en un ambiente "cordial y de respeto mutuo, acorde con el nivel de las relaciones bilaterales existentes", indicó la Cancillería cubana.
El paso de cubanos por Centroamérica y por países como Brasil, Ecuador, Guyana, Panamá y Colombia es un fenómeno que ha crecido en los últimos años, se ha intensificado con el restablecimiento de las relaciones entre EE.UU. y Cuba y ha generado fricciones entre los países de la región.
A finales de 2015, la decisión del Gobierno nicaragüense de cerrar su frontera provocó que unos 8.000 migrantes, en su mayoría cubanos, se concentraran en Costa Rica y Panamá y ambos países tuvieron que acordar con México un plan especial para trasladarlos en vuelos directos a distintas ciudades mexicanas.
Pero el flujo de los migrantes no cesó y ambos países decidieron cerrar sus fronteras e impedir el paso de los inmigrantes ilegales.
En agosto pasado, los cancilleres de Panamá, Costa Rica, Colombia, Ecuador, El Salvador, Guatemala, México, Nicaragua y Perú enviaron una carta al secretario de estado EE.UU., John Kerry, en la que pidieron al país norteamericano una revisión de su política migratoria hacia la isla para intentar atajar la crisis de los migrantes cubanos.