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Centroamérica hace balance de daños tras destructor paso de ciclón Iota

Los países centroamericanos hacían este jueves un recuento de la devastación que provocó el paso del ciclón Iota, el segundo en golpear la región este mes, que dejó al menos 38 muertos en deslaves e inundaciones.

Yuliza Serracin
Por Yuliza Serracin

Bilwi, Nicaragua | AFP | jueves 19 de noviembre de 2020.

Los países centroamericanos hacían este jueves un recuento de la devastación que provocó el paso del ciclón Iota, el segundo en golpear la región este mes, que dejó al menos 38 muertos en deslaves e inundaciones.

Iota azotó el lunes el Caribe Norte de Nicaragua como un huracán de categoría cinco, la máxima potencia, dos semanas después de que el ciclón Eta golpeara la misma zona, dejando al menos 200 muertos y 2,5 millones de afectados.

Los balances iniciales dan cuenta de 38 muertos provocados por Iota: 18 de ellos en Nicaragua, 14 en Honduras, dos en el archipiélago colombiano de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, otros dos en Guatemala, uno en Panamá y otro en El Salvador.

Alrededor de 4,6 millones de personas se vieron afectadas en Centroamérica, incluyendo 1,8 millones de niños, según cálculos iniciales del Fondo de la ONU para la Infancia (Unicef).

Bilwi, la principal ciudad del Caribe Norte de Nicaragua, permanecía aislada, sin agua ni luz, y los alimentos comenzaban a escasear, según un equipo de AFP en la zona.

Las unidades de rescate reanudaron este jueves la búsqueda de los cuerpos sepultados el martes tras un deslizamiento de tierra en el macizo de Peñas de Blanca, en el departamento nicaragüense de Matagalpa (norte), donde se contabilizan hasta el momento nueve muertos, entre ellos seis niños.

"Venir aquí y hallar muerta a mi hija y mi esposa... Era mi única niña, tanto que le pedí a Dios una niña y mire en qué terminó", dijo llorando el padre de la menor, Orlando Navarrete, a un medio oficial.

Según el gobierno, Iota dejó daños "catastróficos" en la infraestructura del país, uno de los más pobres de la región.

Unas 250 brigadas municipales se lanzaron este jueves a recoger escombros y árboles caídos en toda Nicaragua, con la ayuda de más de 450 equipos y maquinarias como camiones, retroexcavadoras y volquetes.

- Región golpeada -

En Honduras, donde al menos 14 personas murieron por derrumbes en el departamento occidental de Lempira, las autoridades continuaron este jueves la búsqueda de otros posibles fallecidos, según la protección civil.

El norteño valle de Sula, la zona más productiva de Honduras, quedó inundado, pero este jueves comenzó a bajar el nivel del agua que cubrió casas y el aeropuerto de San Pedro Sula.

Los aguaceros provocaron el desbordamiento de los caudalosos ríos Ulúa y Chamelecón, que convirtieron el valle de Sula en una inmensa laguna.

En Guatemala, el presidente Alejandro Giammattei se reunió con su gabinete para evaluar la situación en el país, donde varias comunidades quedaron inundadas y las lluvias destruyeron puentes y carreteras.

Según la protección civil guatemalteca, Iota dejó dos muertos, cinco desaparecidos, 4.027 personas albergadas, 1.381 viviendas dañadas y numerosos puentes y carreteras afectados.

Incluso en El Salvador, poco golpeado por los dos ciclones, 15 comunidades quedaron sin electricidad y hubo daños en el servicio de agua de nueve comunidades. Los derrumbes bloquearon además siete carreteras, según la comisionada presidencial Carolina Recinos.

- Llega ayuda -

Los gobiernos centroamericanos pidieron esta semana ayuda internacional para enfrentar la devastación de los ciclones, y en respuesta, la Unión Europea anunció que destinará 10,7 millones de dólares a Nicaragua de un fondo fiduciario con múltiples donantes.

Igualmente, la agencia estadounidense de cooperación internacional anunció un apoyo de 17 millones de dólares para la región.

También Unicef hizo un llamado urgente para recaudar 42,6 millones de dólares para cubrir las necesidades humanitarias de la región.

El cambio climático produce un aumento de temperatura en las capas superficiales de los océanos, lo cual genera huracanes y tormentas más poderosos y con mayor cantidad de agua, que constituyen una amenaza más peligrosa para las comunidades costeras, según estudios del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC).

FUENTE: Agencia AFP