La principal fiscal en el juicio a la presidenta Dilma Rousseff declaró el martes que Rousseff cometió "fraude" en sus prácticas presupuestarias, y comenzó a llorar al implorar a la mandataria que la perdone por causarle sufrimiento.
"Esto no se trata de un pequeño problema de contabilidad, se trata de fraude", dijo Paschoal. "No es solamente que la presidenta mintió. El fraude fue expresado, el fraude fue documentado".
Al concluir su discurso unos minutos más tarde, a Paschoal se le salieron las lágrimas al expresar esperanzas de que Rousseff la perdone "por el sufrimiento que le he causado".
El dramático intercambio ocurre en la fase final de una pugna política que ha permeado al mayor país de Latinoamérica desde que se introdujo la propuesta de impugnar a la mandataria a fines del año pasado.
El Senado inició el martes una sesión durante la cual la acusación y la defensa presentarían sus alegatos finales, un proceso que podría tomar el día entero, y luego se pasaría a la votación final. Esta tendría lugar el mismo martes por la noche o el miércoles, según decida el juez de la suprema corte que preside el juicio.
Los senadores de oposición acusaron a Rousseff de saltarse las leyes de disciplina fiscal para ocultar agujeros en el presupuesto federal, afirmando que eso exacerbó una recesión que ha provocado una inflación del 10% y noticias diarias sobre despidos.
Rousseff rechaza de plano el argumento, afirma que no había violado ninguna ley y señala que presidentes anteriores emplearon técnicas contables similares. La mandataria ha dicho que se había visto obligada a tomar duras decisiones presupuestarias ante los menguantes ingresos y a la negativa de sus rivales en el Congreso a trabajar con ella.
"Sé que seré juzgada, pero mi conciencia está limpia. No he cometido delito alguno", declaró Rousseff a los senadores que la escuchaban atentamente, en contraste con la estridencia habitual de esa cámara. Después se sentó para responder a preguntas de los senadores, que se prolongaron más de 14 horas hasta justo antes de la medianoche.
Para que Rousseff sea retirada definitivamente del cargo, cuando menos 54 de los 81 senadores tienen que votar a favor. Conteos efectuados por medios de comunicación locales encuentran que 52 senadores han dicho que planean votar para retirarla del puesto, mientras que 18 se oponen y 11 no han definido su posición al respecto. En mayo, la misma cámara votó 55-22 para suspenderla y hacerle un juicio político.
"Los necesito a todos, al margen de los partidos políticos" dijo Rouseff al final de su intervención ante los senadores, a los que instó a mantenerla en el puesto. Su respuesta fue tibia.
Luiz Inácio Lula da Silva, mentor y predecesor de Rousseff, quien también está siendo investigado y afrontará después este año un juicio por presunta obstrucción de la justicia en la pesquisa sobre Petrobras, observó la audiencia.
"Ella dijo lo que tenía que decir", afirmó.
Pero muchos políticos destacados, Silva incluido, han reconocido que las posibilidades de Rousseff de sobrevivir al voto final del Senado son escasas.
Rousseff había tenido antes duras palabras para su vicepresidente, Michel Temer, que asumió el cargo cuando ella fue apartada y terminará su legislatura si el Senado la impugna definitivamente.
Lo llamó "usurpador" y afirmó que los brasileños jamás habrían elegido a un hombre que nombró un gabinete exclusivamente de hombres blancos en un país en el que más de 50% de la población no es de esa raza. El gabinete instalado por Temer en mayo ha recibido fuertes críticas por su falta de diversidad, y tres de sus ministros tuvieron que renunciar menos de un mes después de haber asumido el puesto al ser acusados de corrupción.
"No estoy segura de cuándo, pero en algún momento empezó a cambiar", dijo Rousseff, que ha acusado varias veces a Temer de ser el ideólogo de su impugnación.
Rousseff recordó a los senadores que fue reelegida en 2014 por más de 54 millones de votantes, que según dijo no deben verse silenciados.
Rousseff dijo que había pagado el precio de rehusarse a suprimir una investigación policial sobre sobornos millonarios en la compañía petrolera estatal Petrobras, y dijo que legisladores corruptos se confabularon para destituirla y descarrillar dicha pesquisa.
Debido a la investigación han ido a parar a la cárcel prominentes empresarios y políticos, algunos de ellos del Partido de los Trabajadores, al que pertenece la mandataria. Sin embargo, el asunto no para ahí: grupos independientes calculan que 60% de los 594 legisladores en ambas cámaras son investigados por irregularidades y muchos por corrupción relacionada con la pesquisa en Petrobras.
Rousseff dijo que era una "ironía de la historia" que gente acusada de crímenes graves la juzgara por delitos que no cometió.
"Les pido que sean justos con una presidenta honesta", dijo con voz alterada por la emoción.