Costa Rica y Panamá anunciaron su disposición para trabajar juntos en la atención del creciente flujo migratorio inverso, que se ha generado como consecuencia de las políticas implementadas por el nuevo Gobierno de Donald Trump en Estados Unidos. Ambos países llamaron a los países de Suramérica a abrir sus puertas y garantizar un paso seguro para los migrantes que no pudieron ingresar al norte.
El operativo, que comenzó este lunes, tiene como objetivo recibir a los migrantes que ingresan desde Nicaragua y trasladarlos en autobuses hacia el Centro de Atención Temporal de Migrantes (CATEM), ubicado en Corredores, cerca de la frontera con Panamá. Una vez allí, los migrantes recibirán un salvoconducto de 72 horas para continuar su viaje en dirección a albergues en Panamá.
Zamora hizo un llamado a los países de Suramérica para que faciliten el tránsito de los migrantes, indicando que Costa Rica y Panamá están asumiendo su responsabilidad en este flujo ordenado, que busca alejar a los migrantes de las mafias que explotan su situación.
El procedimiento adoptado por ambos países no es nuevo, ya que durante los últimos años, Costa Rica y Panamá implementaron medidas similares cuando el flujo migratorio provenía de Suramérica con destino a Estados Unidos. En ese entonces, los migrantes eran trasladados por autobuses desde Panamá al CATEM en Costa Rica, desde donde luego continuaban su ruta hacia el norte.
Panamá fue uno de los principales puntos de tránsito de migrantes
Ambos ministros coincidieron en que Costa Rica y Panamá han sido un ejemplo de "altos índices de humanidad" en la atención de los migrantes. Según Zamora, “este flujo ordenado aleja a estas personas del manejo de las mafias migratorias” y ayuda a dar un trato más humano a quienes atraviesan estos países.
El presidente panameño, José Raúl Mulino, reportó que más de 2.000 migrantes han entrado a Panamá desde Costa Rica en el mes de febrero. A pesar del aumento en el flujo migratorio inverso, el número de migrantes que aún intentan llegar hacia el norte ha caído drásticamente.
Durante los últimos años, Panamá fue uno de los principales puntos de tránsito de migrantes provenientes de Suramérica, quienes se arriesgaban a atravesar la peligrosa selva del Darién, frontera entre Panamá y Colombia. En 2023, el número de migrantes que pasaron por este tramo alcanzó un récord de más de 520.000 personas, pero en 2024 la cifra ha descendido a unos 300.000. Además, el flujo de migrantes irregulares por el Darién registró una caída histórica del 94% en enero de 2024, comparado con el mismo mes del año anterior.