"La criminalidad en Panamá no solo se mide en frías estadísticas, sino en un impacto social alarmante y un aumento silencioso del control territorial por parte de pandillas y el crimen organizado", Advirtió Julio Alonso, miembro de la Asociación de Profesionales de la Investigación Criminal y Ciencias Forenses, quien señaló fallas profundas en las políticas y la prevención.
Aunque, expuso que de estos, los homicidios son los delitos que más marcan de manera mediática, con cifras preocupantes: el año pasado hubo 581 homicidios, habiendo un aumento del 4.4 %, y la proyección para este año indica que se llegará a los 600 homicidios, una cifra que es mucha en comparación con la población nacional y las propias estadísticas del país.
Fallos en prevención y respuesta del Estado
Alonso enfatizó que es crucial "volver nuevamente al hogar, la familia, la comunidad", y que el Estado debe "brindar la seguridad a estas áreas" y "las herramientas para que el pueblo pueda sustentar sus necesidades", criticando que las instituciones creadas "no han hecho el trabajo preventivo real", a pesar de la existencia de tres niveles de prevención (primaria, secundaria y terciaria), y los resultados no muestran ninguna mejora, sino un aumento.
En cuanto a los feminicidios, Alonso resaltó que es un punto de preocupación que puede agravarse cuando el Estado no responde a dar respuestas reales sobre la mal llamada certeza de castigo.
Además, el experto señaló que, a pesar de que Panamá tiene la mayor cantidad de policías per cápita (5.9 por cada 2.8 que sugiere la ONU), con 33,000 unidades y siendo el segundo país centroamericano con policías bien pagados, los resultados no se ven.
Juventud en riesgo
Una de las advertencias más sombrías de Alonso se centró en la juventud panameña, afirmando que los niños actuales, entre 12 y 15 años, "serán, si no hacemos algo, los delincuentes en el futuro" y muchos jóvenes "no estudian, no trabajan y viven de la delincuencia", algo que no es culpa del ambiente, sino de las "políticas que hemos hecho como país y todavía no hemos aprendido".
La raíz del problema, según Alonso, se encuentra en el hogar, la familia, la comunidad y las instituciones como las relacionadas con la mujer, los niños y las familias, "no han hecho realmente el trabajo porque se ocupan solamente de periodos políticos y no tenemos una política a largo plazo".
Además, el experto sentenció que la falta de educación formal en las escuelas niega a los niños las herramientas para defenderse en la vida, lo que los hace "caer entonces en manos de la delincuencia, el crimen organizado que les brinda la oportunidad para resolver su vida" y donde las familias disfuncionales y un "círculo de violencia" empujan a esta juventud sin educación hacia "personas que no son aptas para la sociedad".
En definitiva, Julio Alonso insistió en la urgencia de implementar estrategias a largo plazo centradas en el núcleo familiar y comunitario, así como en políticas con "resultados reales a corto tiempo" porque el futuro de la juventud panameña depende de ello.
