Líderes indígenas de América Latina pidieron este jueves que sus protestas contra proyectos extractivos dejen de ser criminalizadas y perseguidas penalmente, en un encuentro de seguimiento del Acuerdo de Escazú en Panamá. Suscrito en 2018 por 24 países, el acuerdo estipula que los gobiernos deben garantizar que los defensores del medio ambiente "puedan actuar sin amenazas, restricciones e inseguridad", pero América Latina es la región más peligrosa para la defensa del planeta.
"La gente sale a las calles a protestar para que sean protegidos sus territorios, sus ríos, pero son denunciados penalmente", agregó en un foro regional sobre defensores de los derechos humanos en asuntos ambientales.
La líder maya guatemalteca Kelidy Sacbá Coc también se quejó que en su región natal, Alta Verapaz, las manifestaciones contra las centrales hidroeléctricas son reprimidas.
Quejas similares expusieron indígenas de diversos países en este foro organizado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe de la ONU (CEPAL) en seguimiento al Acuerdo de Escazú, ratificado hasta ahora por 15 países.
"En algunas zonas hay mayor actividad de empresas mineras y en otras petroleras, que causan estos impactos en el ambiente y en algunos casos la protesta ha sido criminalizada", indicó Alegría a la AFP.
- "Mapa de conflictos" -
Carlos de Miguel, de la Secretaría del Acuerdo de Escazú en la CEPAL, destacó que en 2022 casi el 90% de los asesinatos de defensores del medio ambiente en el mundo tuvieron lugar en América Latina, al citar un informe de la ONG Global Witness.
Colombia es el país más peligroso, con 60 de los 177 asesinatos registrados en el mundo en 2022, según Global Witness.
De Miguel afirmó que no solo han sido asesinados indígenas por defender el ambiente, sino también guardaparques, funcionarios y empresarios.
Al foro asistieron indígenas de Chile, México, El Salvador, Colombia, Perú, Guatemala, entre otros, así como de varias naciones caribeñas.
- "Historia de derrotas" -
En el plenario entregó su testimonio el abogado chileno Carlos Baraona, quien vivió un calvario tras denunciar la tala ilegal de árboles en el sur de su país.
"Yo no era activista, el caso mío es bien atípico, pues yo era un abogado independiente que trabajaba con el mundo privado", contó Baraona a la AFP.
Mientras hacía un estudio de títulos de un predio forestal en 2004, Baraona descubrió tráfico ilegal de alerce, un árbol protegido, manejado por funcionarios forestales que "seguían las instrucciones de un senador".
El abogado denunció el hecho en una entrevista de televisión, pero se ganó una querella del senador. Fue condenado por injurias a 360 días de prisión, aunque cumplió la pena en libertad.
"Pasé por tres juicios penales y un juicio civil con demanda millonaria", recordó el abogado de 56 años.
Su caso terminó en la Corte Interamericana de Derechos Humanos, con sede en San José, que condenó a Chile en 2022 al invocar que el Acuerdo de Escazú protege a los defensores del ambiente.
"Para mí esto es una larga historia de derrotas, pues fracasé en todos los juicios, hasta que la Corte consideró que soy una victima y que Chile es culpable", señaló Baraona.
- "Líder inspiradora" -
Los asistentes al foro vieron el documental "La ilusión de la abundancia", de la documentalista colombiana Érika González, sobre tres ambientalistas latinoamericanas, entre ellas la hondureña Berta Cáceres, asesinada en 2016.
En junio de 2022, un tribunal hondureño condenó a 22 años y seis meses de cárcel a un directivo de una hidroeléctrica por el asesinato de Cáceres, férrea opositora del proyecto que esa empresa desarrollaba en territorio indígena.
Aunque promovió el Acuerdo de Escazú, Costa Rica ha desestimado ratificarlo. Chile, que también lo impulsó, lo hizo en 2022.