La Conferencia Episcopal de Panamá acusó este viernes al gobierno de Daniel Ortega de atentar contra la "dignidad" y "los derechos fundamentales" del pueblo de Nicaragua por la expulsión del obispo Carlos Herrera, enviado a Guatemala. Los obispos panameños expresaron "su profunda consternación y dolor ante las injusticias que continúan afectando al querido pueblo de Nicaragua y a su Iglesia", en un comunicado publicado en X y medios afines a la Iglesia católica.
Herrera, de la diócesis de Jinotega (norte de Nicaragua), fue enviado el miércoles en la noche a Guatemala en un vuelo comercial.
Es el tercer obispo expulsado tras Rolando Álvarez, de Matagalpa (norte), e Isidoro Mora, de Siuna (noreste), quienes estuvieron encarcelados y fueron acogidos en Roma.
Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, acusan a la Iglesia de haber apoyado las protestas de 2018, que dejaron más de 300 muertos, según la ONU, y que ellos consideran un intento de golpe de Estado patrocinado por Estados Unidos.
Según medios de prensa que trabajan desde el exilio en Costa Rica y Estados Unidos, Herrera fue "desterrado" por criticar la bulla que se hacía en una actividad de la alcaldía de Jinotega, mientras él celebraba una misa al lado en la catedral el 10 de noviembre.