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El jaguar, podría desaparecer en 50 años en Panamá

El jaguar ha sido víctima del comercio de mascotas exóticas y la caza furtiva para obtener su piel, colmillo y garras

Con menos de 1000 ejemplares en Panamá, el jaguar podría desaparecer de aquí a 50 años, según el Ministerio de Ambiente (MiAmbiente). Puede que este felino se encuentre en la cima de la cadena alimentaria, pero ha sido eliminada de la mitad de su área de distribución histórica, un amplio arco que va desde el norte de México hasta Argentina.

La entidad destaca que, en los últimos 20 años se ha perdido hasta el 25% de la población adulta de jaguares y quedan menos de 30,000 ejemplares en libertad en América.

El país cuenta con seis especies de felinos silvestres desde el más grande al más pequeño como: el jaguar (Panthera onca), puma (Puma concolor), ocelote o manigordo (Leopardus pardalis), el yaguarundi o tigrillo Congo (Puma yagouaroundi), margay o tigrillo (Leopardus wiedii) y la oncilla (Leopardus tigrinus).

Desde 1989 se está registrando las muertes de jaguares. Entre 1989 a febrero de 2023 se tiene un conocimiento de 388 jaguares matados en el territorio nacional y principalmente por retaliación y venganza por la depredación que ejercen los jaguares al ganado, pero entre todas las partes se trabaja en una estrategia de convivencia minimizando las muertes en las dos partes.

Los jaguares han sido víctimas del comercio de mascotas exóticas y de la caza furtiva para obtener pieles, colmillos y garras, y su hábitat se ha visto especialmente afectado por la invasión urbanística y la roturación de tierras para la agricultura y el pastoreo. En Panamá se ha perdido más del 40% de su hábitat desde mediados del siglo XX. Esto ha obligado a los jaguares a cazar ganado en las granjas que lindan con los bosques, lo que ha provocado conflictos con los humanos, una situación difícil para los grandes felinos de todo el mundo.

Trabajo

Como una medida para proteger a este felino, MiAmbiente con el apoyo de ONU Ambiente, el PPD/PNUD con fondos GEF, SENACYT y el USFWS de Estados Unidos maneja el proyecto de collares GPS para monitorear y vigilar los jaguares en nuestro territorio.

La iniciativa forma parte de algunos proyectos en los que se han realizado Planes de Manejo Sostenible en fincas con medidas anti-depredación. Son varias fincas en el país que forman parte de esta iniciativa, que han sido apoyadas por MiAmbiente y organismos internacionales.

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Se han colocado más de mil cámaras de trampa para monitorear al jaguar.

Se han colocado más de mil cámaras de trampa para monitorear al jaguar.

Con más de 1,900 cámaras trampa colocadas en el país en la última década (y cada vez más collares GPS), el equipo del Yaguará estudia a este escurridizo para comprender mejor su número, área de distribución, patrones de migración y dónde podría entrar en contacto con el ganado. Los datos ayudarán a orientar las estrategias de conservación y gestión de agricultores y ganaderos.

Esta iniciativa representa un gran logro nacional y marca una pauta en investigación científica panameña de mamíferos grandes y en este caso del jaguar. A través del trabajo con comunidades se logra establecer medidas para la protección del jaguar y también que los residentes como que si se puede mantener una convivencia y sacar provecho de esta.

Una de las principales amenazas es la matanza directa principalmente por venganza por la depredación que ejercen los jaguares a los animales domésticos, por lo que este trabajo con las fincas se busca reducir la vulnerabilidad del felino y buscar aliados estratégicos. A su vez, en la zona de Darién se realizaron las implementaciones del trabajo en fincas con apoyo del Programa de Pequeñas Donaciones, Programas de Naciones Unidas para el Desarrollo Fondo GEF y ahora con un proyecto GEF 7, con el Ministerio de Ambiente, ONU Ambiente y la Fundación Yaguara Panama.

Entretanto, las estrategias de coexistencia entre el hombre y la fauna exigen que los ganaderos adopten medidas como vallas eléctricas, cencerros con alarmas, modificación de la ubicación de los pastos, zonas de maternidad y cría y corrales nocturnos.

Los fondos para apoyar esos cambios proceden de un consorcio de sus socios, entre ellos el Fondo para el Medio Ambiente Mundial, el Servicio de Pesca y Vida Silvestre de Estados Unido, la National Geographic Society y la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación.