Colombia planteó este sábado dialogar con Panamá para aliviar la crisis provocada por un inusual flujo de migrantes haitianos, africanos, venezolanos y cubanos con destino a Norteamérica en la frontera entre ambos países.
Desde hace varias semanas un miles de migrantes aguardan en el puerto colombiano de Necoclí embarcaciones que los lleven hasta la frontera con Panamá, siguiente parada en su travesía a Estados Unidos o Canadá.
La llegada de una gran cantidad superó la capacidad de la naviera local para llevarlos al municipio fronterizo de Acandí. Unas 10.000 personas, entre ellas numerosos menores de edad y mujeres embarazadas están varadas en el municipio de 45.000 habitantes, según Molano.
La aglomeración de personas en plena pandemia hace temer a las autoridades un brote de coronavirus cuando amaina la tercera ola que sufre Colombia. Pero los pobladores de Necoclí celebran la presencia de los migrantes porque dinamizan la economía del pequeño puerto turístico castigado por la pandemia, constató un fotógrafo de la AFP
Los migrantes arriendan cuartos de hoteles y casas particulares a la espera de un cupo en la docena de botes que a diario cruzan el golfo de Urabá, uno de los principales puntos de tránsito de migrantes que buscan cruzar a pie hacía Panamá a través del corredor selvático conocido como Tapón del Darién, con rumbo a Centroamérica.
Según Panamá unos mil migrantes "irregulares" cruzan el Tapón del Darién cada mes.
Autoridades colombianas denuncian redes internacionales que trasladan a los migrantes de Chile -u otros países del continente- al departamento de Nariño, en la frontera con Ecuador, donde "mafias" les cobran hasta 300 dólares para llevarlos a los límites con Panamá.
"No permitiremos que ninguna persona, ni ningún grupo al margen de la Ley, busque aprovecharse de los migrantes (....) para conseguir recursos que alimenten actividades ilícitas" advirtió Molano.