El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, aseguró que más de 6.000 pandilleros fueron detenidos en nueve días de vigencia de un régimen de excepción en respuesta a una ola de 87 homicidios del 25 al 27 de marzo. Con los 6.000 detenidos, más los 16.000 pandilleros que ya estaban encarcelados antes de la escalada homicida, el país tiene a "22.000" miembros de esos grupos delictivos en los presidios, dijo el mandatario al juramentar a 1.450 nuevos miembros del ejército en la Escuela Militar, en el oeste de San Salvador.
En otro acto en el que juramentó a 205 nuevos policías en un cuartel del sureste de San Salvador, Nayib Bukele aprovechó para enviar un mensaje a las pandillas ante rumores de que, por las operaciones masivas de captura, pretenden "vengarse" de la población honrada al azar.
Si cometen un acto de venganza "no va haber (ni) un tiempo de comida en las cárceles (...) les juro por Dios que no comerán un arroz, y vamos a ver cuánto tiempo duran, y no me importa lo que digan organismos internacionales", enfatizó.
Tras insistir a las pandillas que "solo hay dos caminos: la cárcel o la muerte", Bukele les recomendó no resistirse al arresto porque en la cárcel "van a vivir y van a tener comida (en) dos tiempos y sin pollo".
Asimismo, el mandatario anunció que ordenó que se inicie la construcción de una cárcel de máxima seguridad con capacidad para 20.000 pandilleros.
Para el gobernante el fenómeno de las pandillas en El Salvador son "un entramado social díficil de romper" y por eso "curar" al país del flagelo "es como curar un cuerpo con cáncer con metástasis".
El 27 de marzo, el Congreso, a pedido de Nayib Bukele, decretó el estado de excepción que regirá por un mes para frenar la violencia de las pandillas otorgando poderes a la policía y el ejército.
El miércoles, el Parlamento, controlado por el oficialismo, reformó el código penal para aumentar de 9 a 45 años de prisión la pena máxima por pertenecer a pandillas, en medio de una serie de reformas legales.
El Salvador cerró 2021 con una tasa de homicidios de 18 muertes por cada 100.000 habitantes, según datos oficiales.