Unos 2.0000 migrantes, en su mayoría haitianos, reanudaron este jueves su travesía hacia Estados Unidos luego de que autoridades colombianas levantaran la orden de no venderles pasajes de bus en la frontera con Ecuador. Custodiada por la policía, una multitud con mujeres y niños se arrojó contra las taquillas de la terminal de Pasto, en el sur de Colombia, para comprar viajes hacia el noroeste del país, donde los migrantes cruzan la selva del Darién para entrar a Panamá por pasos clandestinos.
Los migrantes llegaron desde Ecuador desafiando el cierre de fronteras vigente en ese país por "puntos irregulares donde no hay control de las autoridades por las dificultades geográficas", detalló Rojas.
Según el gobernador, la autoridad migratoria de Colombia "no permitía que en los terminales les vendieran tiquetes" para "no congestionar" el pequeño puerto de Necoclí (noroeste), donde ya hay migrantes en tránsito hacia Centroamérica.
La prohibición fue levantada luego de que cientos de haitianos bloquearan la estación de buses de Pasto la noche del miércoles.
"Aquí hay mujeres con niños y ellas estaban durmiendo en la calle con la lluvia", reclamó un haitiano que esperaba frente a una de las taquillas.
A finales de julio, unos 10.000 migrantes se quedaron varados en Necoclí tras desbordar la capacidad de la naviera que los tenía que llevar hasta la selva del Darién, en la frontera con Panamá. La autoridad local declaró una "calamidad pública" debido a la escasez de agua potable.
El país experimenta un incremento severo en el flujo de viajeros que buscan llegar por tierra a Estados Unidos. Según Migración Colombia, el aumento obedece a un represamiento producido por los confinamientos y cierres fronterizos de la pandemia.
Autoridades denuncian redes internacionales que trasladan a los migrantes de Chile -u otros países del continente- hasta el sur de Colombia, donde "mafias" les cobran hasta 300 dólares para atravesar el país.